Ramón
Mercader, catalán, comunista y agente de la Komintern, fue el asesino de
Trotsky, allá por 1938. Cumplió condena
en una cárcel mexicana, que abandonó en 1960.
Fue recibido en la URSS con todos los honores: se le otorgó graduación
militar y se le condecoró por sus “servicios”, a pesar de que corría ya la era
post Stalin. Pero, no nos engañemos, el
estalinismo no fue una excepcionalidad en aquel régimen, tal y como quiso
establecer la propaganda (la de allí y la de aquí), aceptada por sesudos
analistas occidentales que hablaban de “socialismo real” para no hablar del
comunismo y sus horrores. El estalinismo
y el comunismo han sido, y son, una misma cosa, un mismo proyecto liberticida y
opresor del individuo. No lo olvidemos.
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