La insania parece instalarse en nuestra sociedad por medio de preferencias, aparentemente mayoritarias,
en relación con la ecología, el animalismo o cualquier pulsión ideológica emanada,
sobre todo, de lo emocional. O igual siempre fue así y se trata de una mera
percepción de quien suscribe, porque, al fin y al cabo, siempre hubo
predicadores dispuestos a conducir a la masa hacia destinos ajenos a los
intereses de cada individuo que la componen. Así, Savonarola, en la Italia del
siglo XV. Y muchos más predicadores religiosos o laicos, desde entonces, y
antes, hasta ahora. La cuestión es
siempre desasir a los individuos de sus propios intereses cotidianos, del día a
día y sus cuitas, para sumirlos en la
preocupación por asuntos más elevados, asuntos de siglos, a los que se refirió
Himmler para indicar cuáles eran los intereses de sus correligionarios. Se trata, al fin y al cabo, de que los
individuos vayan renunciando a ser tales, desistiendo poco a poco a su libertad, y a su lógica cotidiana, para sumergirse en el todo
de los grupos: la tribu, la nación, la comunidad de creyentes o el colectivo
integrante de cualquier vasto movimiento que conoce lo que es bueno para el
futuro de todos. Y siempre acaba
habiendo una solución final o una fantasía sobre la misma. Peligro, peligro y peligro. Atentos.
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24 noviembre 2017
17 noviembre 2017
CORPORATIVISMO Y NACIÓN.
El
corporativismo se define como un procedimiento económico y político en el que el poder de
decisión se encuentra en a las organizaciones y no en las personas. Aunque se
suele concretar su origen en relación con el fascismo italiano, es un
componente ideológico del pensamiento autoritario y/o totalitario que emergió en el período de
entreguerras frente al bolchevismo, oponiendo a la lucha de clases la
colaboración entre las mismas bajo la impronta del Estado.
No obstante, el concepto se puede ampliar a todos aquellos movimientos
que anteponen el grupo, la clase o el partido a los individuos. Según ello, el corporativismo es una noción
muy extendida que forma parte, en mayor o menor medida, de ideologías y
tendencias diversas. Pero, sobre todo,
se relaciona con el nacionalismo. La
Nación está por encima de las clases y las obliga a colaborar a través del
Estado. Se parte de la existencia de una
entidad inmutable y superior a los individuos que la componen. Por ello, todo nacionalismo deviene
totalitario, aunque no se debe confundir el nacionalismo (que, en última
instancia, considera la Nación propia superior a cualquier otra) con el
patriotismo (sentimiento de pertenencia a nuestra Nación).
11 noviembre 2017
SOBRE NEOLENGUAS.
Idear un idioma puede ser una faena ardua, pero no
especialmente loable. Lo digo porque, en
ocasiones, y en estos tiempos presentes, los idiomas no son siempre el resultado de una
evolución protagonizada por los hablantes y normalizada después por la Academia
correspondiente, sino un invento o una reconstrucción, que puede tener mérito
filológico, pero no por ello deja de ser absurdo. ¿Qué suele haber detrás? Muy simple:
ideología, intereses corporativos, delirios de tipo nacionalista.....Puede
ocurrir que, tras el invento, y en una determinada comunidad, la minoría
defensora de esa neolengua tenga ciertos privilegios y se vaya asentando en la
administración y la enseñanza bajo la necesidad de la conservación cultural. Y, con el tiempo, en esa misma comunidad, en
la que no se habla la lengua inventada ni está presente en la preocupaciones de
los individuos, puede plantearse su cooficialidad como si fuera algo lógico y juicioso. Incluso puede acontecer que una parte de los
afectados no lo vea con malos ojos. Es
el paso previo a la imposición y al sectarismo, a lo que se llega poco a poco,
sin que sus víctimas lo noten, como la rana vertida en agua fría para ser
cocida sin sobresaltos. Todo invento racial,
cultural o lingüístico es a la postre el resultado de una visión totalitaria y
corporativa de la sociedad. Atentos
pues.
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