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25 febrero 2022

EL PÉNDULO (MÁS SOBRE UMBERTO ECO).

 

Vuelvo sobre Umberto Eco.  El péndulo de Foucault” es, a mi juicio, una de sus obras más notables, sino la más meritoria tras “El nombre de la Rosa”. En su momento, la publicación del libro fue precedida de gran lanzamiento editorial, pero luego, una vez en las librerías, se alejó del primer plano, como si  hubiera generado cierto desencanto, tal vez porque su contenido no fue lo que muchos esperaban. En mi caso,  la lectura mejoró las expectativas, y me pareció que la  profundidad de la narración superaba a la apariencia, pues, aunque podría deducirse,  tras una primera lectura,   que se trataba de una visión esperpéntica y paródica de las teorías de la conspiración ( y así era en gran parte) había mucho más. Bajo una construcción narrativa farragosa, más de ensayista que de novelista (pues Eco escribió relatos que son, en realidad, ensayos ocultos en la ficción), se vislumbra todo un mundo de posibilidades alternativas, de universos conceptuales paralelos.  En realidad, la idea de inventarse una conspiración que se vuelve real, puede ser aplicada a cualquiera de los grandes discursos religiosos o culturales de nuestros días, incluido el del género o el de la ecología.  Pensar que esta novela es una simple parodia de las teorías de la conspiración o de lo que llamaríamos, en el presente, negacionismo, equivale a considerar al Quijote como  mera parodia de las novelas de caballería.

19 febrero 2022

ECO Y EL MUNDO OBJETIVO.

 

Siempre admiré a Umberto Eco;  algunos de sus escritos forman parte de mis papeles de cabecera. Lo que  no quiere decir que asuma acríticamente cualquier aserción suya.  Por ejemplo, en una de sus frases afirmaba que “he llegado a creer que el mundo entero es un enigma, un enigma inofensivo que se vuelve terrible por nuestro loco intento de interpretarlo como si tuviera una verdad subyacente”.  Comparto que el mundo es una incógnita y muchas interpretaciones del mismo se convierten en un peligro para nuestra libertad, pero no creo del todo en la inexistencia de una verdad objetiva.  Ya sé que el paradigma posmoderno trocó la veracidad por discursos sobre la misma.  Pero si aceptamos el mundo objetivo, que en ello se ha basado lo que denominamos Ciencia, hemos de aceptar que existe una realidad de las cosas; podremos vislumbrarla o no, acercarnos más o menos a su contexto, pero tiene que existir, salvo que nos hundamos en el solipsismo o en un  puro relativismo , lo que supone dejar el conocimiento al albur de lo subjetivo.  Hemos de decidir si pensamos un orbe inteligible o si, por el contrario, consentimos, en nuestras reflexiones, rumiar acerca de un laberinto de imposiciones fundamentadas en eso que se ha dado en llamar posverdad.  Por lo demás, siempre Eco en mis lecturas.

12 febrero 2022

CLÉRIGOS, GUERREROS Y COMERCIANTES.

 

Debemos solventar el dilema de  si optamos, para el futuro más o menos inmediato,  por una sociedad de soldados, clérigos y predicadores, o más bien por una de comerciantes y hombres libres. Como guía, o hilo de Ariadna, se puede decir que los clérigos y predicadores también pueden ser laicos. Yo me inclino por los comerciantes que, desde siempre, han sido el origen de toda  sociedad abierta y libre.  Así fue en la Gracia antigua, en Roma y, asimismo, en la Edad Media europea.  No obstante, como el diablo va cambiando de ropajes, hay un método infalible para orientarse; consiste en desconfiar de aquellos que dicen saber lo que es bueno para el resto.  Siempre los nobles guerreros, con el amparo de la clerecía, han sido señores de juez y horca, hasta que crecía el comercio y, con el mismo, la prosperidad y un atisbo de liberación.         El asunto de quiénes sean, en nuestro presente, los clérigos y los guerreros, no es tan difícil de esclarecer.  A la vista de todos está, pues la opresión sólo tiene un camino y la libertad siempre ofrece opciones.

05 febrero 2022

MEMORIA.

 La única memoria histórica es la de la historiografía, lo más alejada posible de subjetivismos y emociones.  La investigación histórica debe contribuir al escepticismo y a una concepción pluralista en las interpretaciones.  Si se orienta hacia el monismo, fuente de toda concepción sectaria, pierde sentido.  Afirmó Polibio aquello de que “la humanidad no posee regla mejor de conducta que el conocimiento del pasado”, y ahí reside la clave. En relación con ello, la diferencia entre conocimiento y revelación se torna básica. Si contemplamos los hechos pretéritos sin anacronismos, y de eso se trata, el objetivo debe ser la reflexión que nos haga huir de quienes desean imponer una verdad parcial, utilizando el pasado para controlar el presente.  Se supone que la práctica científica, al menos la que hemos conocido hasta ahora, es lo contrario de la metafísica.  Pero la última parece aflorar de nuevo en ciertos propósitos de la memoria adjetivada, ahora muy en boga, que fue primero histórica y, ahora, parece que democrática.  Igual la ciencia  está dejando de ser la misma, pues incluso las denominadas ciencias naturales parecen tender al consenso de lo conveniente alejándose de los puros datos, como si ya no fuera posible lo de antaño.  Si ocurre en las ciencias duras, ¿qué podemos esperar de las otras, a las que Stanislav Andreski  tildó de forma de brujería, allá por los años setenta del pasado siglo? Entre otras cosas, la desaparición de la historiografía, sino como disciplina, sí, al menos, como ciencia seria y respetable