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08 agosto 2013

Milenarismos.

  El milenarismo siempre vuelve.  Tal vez forma parte de nuestra esencia, o lo llevamos en los genes culturales o memes.  Está en el cine y sobrevuela las nuevas ideologías, ¿o religiones?, que se alimentan de lo medioambiental.  El tópico del "finis orbis" se instala cada vez más en la literatura audiovisual, y escrita, de consumo masivo.  Y vende mucho.  Apela a una parte visceral, e irracional por ende, de nuestro yo desestructurado.  Cabe preguntarse qué tiene de real esa sensación de decadencia y deterioro.  Yo creo que nada.  El mundo, nuestro mundo, ha estado siempre en decadencia y es posible que, a escala de cada vida humana, nunca haya habido buenos tiempos.  Las épocas doradas sólo existen en el pasado o en el futuro, como nostalgias o utopías.  La cruda realidad del día a día instala en el pensamiento superficial una suerte de "déja vu" que deviene en milenarismo de andar por casa.  Pero sólo se trata de eso.  De una percepción del denominado pensamiento débil.