Vistas de página en total

30 mayo 2019

PSEUDOCIENCIA DE NUEVO.


«Cada esfuerzo por clarificar lo que es ciencia y generar entusiasmo popular sobre ella es un beneficio para nuestra civilización global. Del mismo modo, demostrar la superficialidad de la superstición, la pseudociencia, el pensamiento new age y el fundamentalismo religioso, es un servicio a la civilización».
Carl Sagan.

En relación con esta reflexión, tal vez la cuestión más ardua resida en saber dónde hallar la pseudociencia.  No  busques a Roma en Roma, se afirmaba otrora.  No llegaré a tanto; también en Roma está Roma, pero no sólo en ella.  Existen hoy nuevas supersticiones, exhortadas desde los templos del racionalismo aparente, y existen  asimismo fundamentalismos, que en nada se asientan salvo en burdas y fútiles creencias.  Y no parece que nadie aspire a cultivar el sentido crítico frente a todo ello; se presenta todo como atado y bien atado en el "agit prop" de lo establecido y canónico,  y esa atadura va más allá de lo políticamente correcto, que es únicamente la primera línea de los enemigos de la libertad,  o el primer velo que antecede a otros menos evidentes.  Por ello, si admitimos la cavilación de Sagan, la civilización peligra, porque pedacitos de pseudociencia se van agregando a la ciencia oficial casi sin que nos demos cuenta.  Igual renunciar el sentido crítico,  dejándolo para  más allá en el tiempo, y aguardar a  que la acometida amaine, sea llegar demasiado tarde.

23 mayo 2019

PROGRESISMO HOY.


Allá por el final del franquismo, o tal vez ya en la Transición, que no lo recuerdo, emitía TVE una serie titulada  "La honradez recompensada", escrita, dirigida e interpretada por Adolfo Marsillach.  La cabecera de la serie se iniciaba con la imagen de un ratón en movimiento,  mientras que la voz en off decía algo así como (y cito de memoria): "había una vez un ratón que no sabía que era un ratón; hasta que, en una ocasión, alguien gritó: ¡Un ratón". El ratón miró a uno y otro lado, pero no vio a nadie, porque él era el ratón".  Me viene este recuerdo en relación con la cuestión de a qué designamos progresista en nuestros días.  Observo que los denominados progresistas de hoy  se definen así en relación con el mismo espacio de referencia de los progresistas de finales del XIX,  aquellos caballeros de Ateneo e ideas republicanas, o libertarias, que defendían la Ciencia y el nuevo paradigma darwiniano frente a la cerrazón de aquella Iglesia que aún condenaba al Liberalismo, y que también tenían un vago concepto de las reformas sociales frente a la sociedad clasista del momento.  Pero ocurre que ha transcurrido desde entonces un siglo y medio.  A pesar de ello, el progresismo se define en torno a un espacio  de pensamiento similar al decimonónico, en el contexto añadido de lo políticamente correcto.  Es decir, que, desde un concepto progresista actual,  se puede combatir al propio progreso a través de ideas aparentemente inocuas y  llevadas hasta el extremo de lo religioso (pensemos en algunos aspectos del discurso ambiental, por poner un ejemplo), en un nueva muestra de verdad revelada y de cerrazón ante las novedades.  Habría que reflexionar sobre ello para no acabar como el ratón de Marsillach.

16 mayo 2019

LIBERTAD Y NO.


"Si quieres seguridad total, ve a la cárcel. Allí serás alimentado, vestido, con atención médica y así sucesivamente. La única cosa de  que carece es la libertad."
  Dwight D. Eisenhower

Tal vez la sentencia resulte harto sencilla y obvia. Y que su autor no sea del gusto de muchos por su inclinación hacia el otro lado, o al lado que media humanidad considera el lado oscuro. Pero no parece refutable. Sólo la esclavitud es gratis.  Las cárceles, cómo las llamadas jaulas de oro, nos garantizan lo elemental en términos materiales. Pero falta el detalle denominado libertad. Sabemos lo que ocurrió no hace tanto: paraísos terrenales que construyeron muros para que la gente, ignorante de su felicidad,  no huyese, y  que nacieron de utopías concebidas como sueños que,  convertidos en pesadillas,  son añorados, por una parte de los ciudadanos,  en el presente.  El odio a la libertad es la fuente del Mal. Huyendo del libre albedrío nos amparamos en cualquier posada, sin reflexión previa sobre  lo que hay dentro de la misma. La libertad es incertidumbre,  pero también culminación del individuo. La seguridad, en los falsos paraísos inducidos, culminación de nuestra parte más zoológica. Lo afirmo Robert Ardrey,  allá por los años 70, en plena vorágine de la Etología: nuestra parte colectiva es la que más nos acerca a los animales. Nunca pensemos, cómo Vladimir Ilich, que para qué la libertad. Simplemente para ser libres. Pero los liberticidas están siempre al acecho, prestos para admitir cualquier doctrina que, llevada a la práctica , y construida sobre la moralina del engaño,   nos conduzca a la nada de la cárcel segura y confortable.  Estemos alertas.

08 mayo 2019

PROPAGANDA HOY.


Aseveraba Jean-François Revel aquello de que "la mentira mueve el mundo", lo cual, si ahondamos en la esencia del Poder y de la propaganda, parece incuestionable.  Desde la muerte del francés, hace menos de quince años, la cosa no ha mejorado, pues hemos visto acrecentarse los mecanismos para inducir una realidad modificada a gusto del emisor o directamente inventada.  La cosa viene de lejos.  Si pensamos, verbigracia, en el arte Románico, recordaremos su idiosincrasia "didáctica", es decir, de adoctrinamiento visual de un pueblo analfabeto.  Por ende, eso que llamamos propaganda está ahí desde siempre, aunque tal vez en los años veinte del siglo homónimo recibió carta de naturaleza, cuando el régimen soviético, a través de la Komintern, convirtió la verdad de diseño en su forma de actuación, con un éxito considerable, ya que algunas de sus "fakes" son admitidas hoy como verdad incuestionable por un sector considerable de ciudadanos.  Luego, Goebbels utilizó asimismo el método, partiendo de que la mentira mil veces repetida se torna verdad.  Y, en el presente, los métodos y procedimientos para todo ello se multiplican a través de las redes sociales y de los algoritmos para falsificar noticias o imágenes.  Así, se necesita mucho cuajo para plantearse, no ya la verdad, que igual ni existe, sino la exactitud de lo que vemos o oímos, cuya aceptación depende cada vez más de una suerte de detector emocional basado en nuestras ideas y prejuicios previos, en un contexto de población indocta ante estas cuestiones.  De este modo, la democracia se convierte cada vez más en una retórica y en una idea límite que resultará, dado el escenario descrito,  inalcanzable.

01 mayo 2019

HACIA ATRÁS?


En estos tiempos que corren, anida en los corazones una enérgica pulsión reaccionaria.  Es humano.  Como, además, esa pulsión, que abarca variados campos y matices de las expectativas y del pensamiento, se presenta en un embalaje que se dice progresista, pasa, casi siempre,  inadvertida.  Pero, a poco que indaguemos, lo que reside en gran parte de las "religiones" del presente (uno ya no se atreve a denominarlas ideologías) es un profundo rechazo al impulso hacia adelante y al raciocinio crítico.  Anclados en viejos clichés del progresismo del siglo XX, avanzamos hacia lo ecológico o lo sostenible, verbigracia, sin el más mínimo análisis de esos conceptos, que nos vienen dados como verdad revelada y que se repiten una y otra vez, sin pausa ni descanso.  No digo más.  Que cada cual miré dentro de sí y hacia afuera sin dar nada por preestablecido.  E  igual, entonces, descubrimos que nada es lo que parece.