Sorprende que el embate frente a la autonomía del Poder
Judicial pase por los medios como un asunto más, como una cuestión banal y
cotidiana en el devenir de lo político.
En la Italia y en la Alemania de los años treinta del siglo XX (no
digamos en la URSS), se comenzó por ahí, por la destrucción de las
instituciones; son estas el parapeto que mantiene a raya a totalitarios y
liberticidas, siempre dispuestos, como los monjes del Cirilo patriarca de
Alejandría allá por el siglo V, a terminar con el pluralismo o la desviación
del dogma, esto es, con la herejía.
Tal vez porque, en los medios de comunicación más extendidos, predomina
una cierta índole de Izquierda indefinida y, en el fondo, se piensa que esas
instituciones, sobre todo el Poder Judicial, son un freno para la denominada
voluntad popular, de la que algunos se consideran representantes y
exégetas. Por todo ello, algo tan grave
y aterrador, que debiera ser motivo de de alarma y escándalo, se queda en
suceso propio del lógico debate político.
El problema de la Izquierda, sobre todo de la Izquierda
"cool", es su sentido de la
moralidad, entendida como realidad unívoca de la que los izquierdistas ( como
los monjes de Cirilo) son propietarios.
En ese contexto, el ataque a las instituciones sólo es nocivo cuando se
hace desde el otro lado, del equivocado, en el que habita la mitad del país, o
del orbe, que, errada o malsana, no comulga con los axiomas emanados del
"Mester de Progresía".
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24 noviembre 2018
17 noviembre 2018
MIEDO AL FUTURO.
El devenir de lo presente asusta cada vez más en el plano de
lo político. Nada de lo que ocurre resulta insustancial o rutinario, sino que, por el contrario, se asemeja a una
suerte de involución que recuerda, mutatis mutandis, a lo acaecido durante los años 30 del siglo
XX; todo parece conducir, y ojalá me equivoque, a contextos más aterradores
incluso que aquellos, que conocemos hoy por los libros y las imágenes. El MAL de hoy no se parece al de entonces, y
dispone de medios más sutiles y potentes para el control, además de contar,
como receptora, a una masa creciente sumida en lo que podríamos denominar
analfabetismo funcional y político; el crecimiento e índole de esa masa se ha
trabajado a pulso a través de las reformas de los planes de educación. Así, da la impresión de estar todo a punto para un período
negro de opresión y maldad calculada: no es solo la ignorancia, es también el
desprecio por la libertad ("para
qué", siguiendo a Vladimir Ilich) y el apego al sectarismo, ese
subproducto del empobrecimiento del lenguaje, reflejo del pensamiento. De este modo, da miedo vislumbrar el futuro
desde la perspectiva de la libertad.
09 noviembre 2018
HIPOTECAS Y DEMAGOGIA.
No suelo descender, en este sitio, a cuestiones concretas
del día a día. Pero, en esta ocasión, no puedo evitar referirme al caso de las
hipotecas y del famoso impuesto de "Actos
jurídico documentados". Más que
nada porque el asunto surge en un contexto nacional de tendencia hacia el totalitarismo (como la
rana vertida en agua fría para ser hervida)
que casi nadie parece advertir, tal vez por aquello de la mayoría
silenciosa de la que se habló en otros tiempos, ahora más silenciosa que nunca.
Todos, y quiero decir muchos, por ser
opinión de vulgo, parecen considerar a la Banca como única culpable y pagana
obligatoria de esta cuenta acumulada.
Dejando de lado esa propensión de todo liberticida a denostar al sistema
bancario ( la nacionalización de la Banca fue uno de los puntos de la
revolución pendiente de los falangistas, y el falangismo, o parte del m ismo,
sigue vivo en un sector de la Izquierda), nadie, al menos de manera pública,
parece plantearse la cuestión central de todo esto; no es otra que el porqué
del impuesto, inexistente en muchos países y bastante más reducido ( unas diez
veces menor) en otros de esos Estados que se dicen de nuestro entorno. Que lo indague quien quiera hacerlo, poco
cuesta en estos tiempos de Internet,
pues lleva el impuesto décadas con nosotros sin que ningún partido
político, de ningún signo, haya dicho nada al respecto, ni sobre el gravamen en si mismo ni sobre
quién debiera ser el pagano. O sea, que
lo de ahora es demagogia desde arriba y falta de sentido crítico desde abajo;
el caso es no profundizar en el asunto, pues la existencia de este "diezmo"
abusivo puede llevarnos, si reflexionamos, a conclusiones poco ortodoxas. En todo caso, la demagogia populista es
siempre la antesala de la falta de libertad. Y de eso tratamos en este sitio.
02 noviembre 2018
PLURALISMO.
En algún recoveco de sus escritos, asevera Proudhon: "la
propiedad ha muerto; yo la he matado".
Confundía el pensador y activista ( que diríamos hoy) sus tesis ideológicas
con axiomas matemáticos, y su carga alegórica,
con una suerte de apisonadora verbal inapelable. La aparente ingenuidad ideológica que ello
sugiere no murió con él; continúa vigente
entre nosotros, pues elucubramos el orbe y sentenciamos que nuestra percepción
del mismo es la captación de una realidad unívoca y objetiva. Pero el mundo sublunar es lugar complejo y se
resiste a la argumentación simple.
Percibimos tanto con la emoción reptiliana como con el Neocortex. De ahí la importancia del pluralismo, como
necesidad imperiosa, hoy en retroceso, de cualquier sociedad democrática. Sin el mismo, nada queda.
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