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29 septiembre 2020

¿LECCIONES DEL PASADO?

 

Durante el siglo IV, el cristianismo se extendió por el solar del Imperio.  Entre el abandono de las catacumbas, gracias al  Edicto de Nantes, y su ratificación como religión oficial del Estado, con el hispano Teodosio como emperador, medió un tiempo de concilios, herejías e imposición de la nueva doctrina a costa del paganismo, todo ello en un contexto de repliegue de la Razón frente a la fe y el sentimiento, con la fuerza y el  amedrantamiento (piénsese, verbigracia, en los monjes de Cirilo) como procedimiento habitual. Conocemos, por repetición, las persecuciones de Roma a los cristianos, bastante exageradas por la larga, en el tiempo, propaganda posterior, pero se habla poco de la erradicación del paganismo y sus métodos. En la “Edad de la penumbra”, Catherine Nixey describe como los cristianos arrasaron el mundo pagano e impusieron la nueva fe, el nuevo lenguaje y el sentimiento sin pararse en barras.  Aconsejo su lectura.  Puede ilustrarnos mucho sobre el presente. 

23 septiembre 2020

BANALIDAD.

 “El mal no es nunca radical, sólo es extremo, y carece de toda profundidad y de cualquier dimensión demoníaca. Puede crecer desmesuradamente y reducir todo el mundo a escombros precisamente porque se extiende como un hongo por la superficie.”

 Hannah Arendt

Nombro aquí, una vez más, a Hanna Arendt. El párrafo de arriba asume lecturas varias, pero le incumben, sobre todo, el totalitarismo y  la banalidad del Mal.  Esta última es la puerta por la que se suele filtrar el primero, porque nunca, a priori, los generadores de  autocracia parecen  terroríficos.  La fascinación con el MAL, como entidad maravillosa, permite a los liberticidas ir obteniendo sus metas poco a poco; nos cocinan, como a la rana, en un agua fría que irán calentando de manera gradual, en un procedimiento, que unido a la trivialidad,  desactiva nuestras alarmas.  Banales eran los inquisidores y banales fueron los sátrapas y sus epígonos, así como quienes los consentían.  Y así hasta hoy. El mundo es banal y nosotros somos banales.  La propia Arendt sentenció que investigar el Mal (ella lo supo) no conduce a ningún sitio, pues no hay nada profundo debajo, a pesar del sufrimiento que pueda forjar.  Pienso, por ello, en estos días, en este presente y en nuestros líderes, fútiles hasta la extenuación, pero idóneos para fraguar daños irreparables.  No digo más

18 septiembre 2020

MIEDO DA.

 

Parece que los liberticidas se están quitando, en tiempos de mascarillas, las caretas.  Ya no se esconden ni disimulan.  Leo algo sobre una supuesta “Ley de Memoria Democrática” y siento escalofríos.  Quiero juzgar que es sólo propaganda, o estrategia política, pero la imposición de un discurso único siempre es lo que parece.  Llevábamos tiempo con estas cosas, en España y el mundo, pero de pronto, no sé si por la pandemia, o por lo que sea, los amigos de la tiranía se envalentonan y planean sus objetivos sin sonrojo ni vacilación.  Saben lo que codician, que no es otra cosa que lo que ambicionaron sus distintos avatares en todo tiempo y lugar: imponer su Verdad y su Ortodoxia para  abrir la veda de los discrepantes.  Se les ve con pujanza y cuantiosos medios. Da miedo.

14 septiembre 2020

MEMORIA.

 

“La lucha del hombre contra el poder es la lucha de la memoria contra el olvido”.

Milán Kundera.

La tesis que contiene la cita me parece irrebatible.  La amnesia es un elemento básico para el Poder, que no desea nunca que el pasado sea recordado ni conocido; cualquier “memoria histórica” promovida por los que mandan, deviene siempre reconstrucción y desmemoria.  Enumeraríamos ejemplos que llenarían  páginas.  Pero, sin entrar en pormenores, no cabe duda de que se trata siempre de aventurar un futuro de ilusión (promesas), partiendo de un pretérito ficticio y de disfrazar  aquellos aspectos del presente que no se ajusten al proyecto.  A medida que el Poder es más antiguo, mayor es la porfía  para encubrir sus ofrecimientos fallidos y su propia naturaleza. 

09 septiembre 2020

ALTERNATIVOS.

 

Proliferan, en las redes sociales, y en la Red en general,  propuestas alternativas a las ideologías oficiales, así como interpretaciones de la realidad   muy disímiles de las canónicas.  Topamos desde la simple crítica al Sistema, a cada sistema, hasta las teorías de la conspiración más extremas . Por una parte, suena lógico que lo alternativo busque canales alternativos, como YouTube, pero la expansión tan rápida, generando millones de seguidores, podría ser reflejo de un monolitismo cada vez mayor de nuestros entramados informativos, con unos medios que inoculan a la población el mensaje dominante; a un mismo tiempo, se produce  un declive progresivo del pluralismo informativo en los medios tradicionales, pues los otros, los  discrepantes,  se van quedando emplazados en una especie de marginalidad ideológica lindante con el frikismo.  Frente a ello, prospera ese universo de las redes y el YouTube, donde se pueden hallar planteamientos diversos e, incluso, extremos.  No sé si por mucho tiempo, pues no se anuncian, en el contexto actual, tiempos buenos para la libertad de expresión en el orbe digital.  Pero de momento, ahí están.  No obstante, espanta la virulencia de los medios del Sistema frente a los discordantes, cada vez más notoria.  Igual, sin saberlo, ya estamos en ese futuro que las distopías anunciaban.

05 septiembre 2020

NOMBRES.

 

Recapitulando sobre la entrada anterior, y en lo relativo al lenguaje, se verifica que el nombre que proporcionamos a las cosas, hechos y procesos nunca es baladí.  Existe una propensión a juzgar como “semánticos” asuntos o diatribas apreciados como accesorios.  Nunca he compartido ese enfoque:  asevero que lo semántico es esencial y no adventicio attrezzo.  ¿Es acaso trivial la denominación de Nación para un territorio, tal y como pregonaba un ex presidente español, tachando, verbigracia, de semántico ese aspecto del asunto catalán?  No.  Por eso mismo, terroristas, sectas, y totalitarios en general, empiezan por acometer la imposición de su lenguaje. Si caemos en la trampa de aceptarlo, por pereza, desidia o cobardía, principiaremos a perder cualquier batalla.  Y ya está pasando.

01 septiembre 2020

BATALLAS CULTURALES

Se habla estos días de “batalla cultural”, un sintagma con resonancias gramscianas, pues fue el comunista italiano quien introdujo aquello de la hegemonía cultural, de convertir en sentido común dominante el del “partido”.  Siempre tuvo ello una incuestionable relación con el “agitprop” y, últimamente, se sustancia a través del neolenguaje, en este orbe actual hecho de narrativas más que ideas o de datos objetivos, pues se trata de colar el propio relato, de convertirlo en ese sentido común del que escribiera Gramsci.  Pero no se puede hablar de batalla cultural; para que se diese la misma, debiera concurrir algo parecido al equilibrio de fuerzas. Y nada de eso: el sistema y sus armas son tan superiores que no cabe ninguna batalla, salvo la guerrilla que, de momento, se sigue haciendo a través de las redes.  Mientras tanto, el neolenguaje, y con el mismo la opresión orweliana, se van imponiendo.