Existimos como si nuestro orbe fuera inmutable y nosotros, perpetuos. No queremos, además, ser conscientes de que habitamos un ínfimo recoveco del tiempo,
preocupados por asuntos que serán, en nada, pavesas de un devenir cambiante
cual río de Heráclito. Y, así, en esa
actitud, somos presa fácil para los embaucadores de siempre (que esos sí
permanecen, con ropajes cambiantes) y para las falsedades de cada instante,
aderezadas según gustos momentáneos, pero sin alejarse de su objetivo de
control; ya sean el pecado, la ortodoxia, la raza o cualesquiera otros
conceptos o categorías (género, ecosistema, solidaridad, clase) que,
salpimentados de la manera pertinente e impelidos a través de los medios que
correspondan, sirvan de excusa para que la minoría organice nuestras vidas y
nos imponga la hemiplejía moral de cada sucesivo presente.
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28 junio 2018
21 junio 2018
CONOCIMIENTO.
¿Existe el conocimiento en si mismo, más allá de los puros
datos y de la Tecnología? Constan, claro, las sapiencias propias de cada una de
las ciencias, que van conformando el estado de la cuestión en cada momento y está,
sobre todo, la capacidad tecnológica, fruto de algún tipo de saber parcial y
aplicado. Pero, ¿ hay algo a lo que
podríamos denominar conocimiento verdadero? La respuesta es clara: sólo hay ese
algo si aceptamos la Metafísica como forma del Saber. Pero no.
De ahí el fracaso, nunca aceptado de puertas afuera, de las Ciencias
Sociales, circunscritas, en gran parte, a la ideología y basadas en la jerigonza a la que se refirió Stanislav Andreski[1]
ya en los años setenta. Dentro de ellas,
la Historia (o Historiografía) se lleva la palma. Conste que quien esto escribe es profesor de
Historia, pero hay que reconocer que el vocabulario histórico, la
reconstrucción del pasado...se nutren, en gran medida, de ideología. No son muchos los historiadores que ven su
disciplina como una fuente de escepticismo o vacuna contra la amenaza del
totalitarismo concreto de su tiempo presente; la mayoría construyen ideología y
entienden la reconstrucción histórica como arma política o metapolítica, como
demostración de tesis previaso como pura propaganda....¡ Qué pena! Menos mal que el conocimiento universal, más
allá de los científico o tecnológico, no existe.
15 junio 2018
PRINCIPIOS.
El pensamiento marxista ( el de Groucho) se puede compendiar
en aquella máxima de "tengo unos
principios, pero si no le gustan tengo otros". Al igual que "la libertad para qué" ha devenido en epítome del
leninismo, lo de los principios nos remite siempre al universo de lo marxiano
en clave de Groucho. Se manifiesta cada
día, y se ejemplifica. No sólo en lo
político (los últimos acaecimientos, en España, son su certificación de facto), sino en la
propia sociedad civil, no tan casta y prístina como a veces se pretende. Pero, sin duda, en el universo del Poder, en
sentido amplio, la flexibilidad en los principios se revela como mecanismo
constitutivo y primordial de todas las estructuras, tanto las establecidas como
las que se intuyen a modo de alternativa.
06 junio 2018
IBEROS
Visito el Museo Arqueológico Nacional; han pasado muchos años desde mi última
visita. Como es lógico, advierto los cambios, tanto en el continente
como en la distribución y esbozo del
contenido. Me demoro, sobre todo, en las
salas concernidas por lo ibero; en otro tiempo, este conjunto de restos
materiales eran la expresión, y la muestra, de la España eterna y de la raza, de esa España inmutable desde los
albores prerromanos. Hoy, esos residuos
se resaltan menos; no es que queden en segundo plano, pero se acopian como
otros despojos de nuestra Historia, en esa suerte de oscilación cíclica que
marca nuestro devenir. Sospecho que, en
otros países (nuestros vecinos del norte, verbigracia), la existencia de esa
cultura y de ese conjunto de testimonios materiales sería un orgullo
nacional. Aquí, por el contrario, ese
orgullo es una emoción casi prohibida por la inercia centrífuga de nuestra
índole actual. No obstante, recorrer
esas salas, en el edificio solemne que las hospeda, me conduce a variadas
reflexiones. Una de ellas, entre muchas,
se relaciona con la estupidez humana (Cipolla dixit)
02 junio 2018
VIAJES
Nos trasladamos, en estos tiempos, a través del espacio, con celeridad y precisión antes desconocidas.
No utilizo, y lo hago deliberadamente, el verbo viajar, porque ya no sé si se
viaja. Pero nos movemos. Dejando aparte
los largos trayectos transoceánicos o intercontinentales, lo de andar por casa
también se ha transformado. Transito,
con cierta frecuencia, el trayecto entre Asturias y Madrid en automóvil;
escribo estas líneas apenas apeado de unos de esos periplos. Pues bien. Lo que, por edad, conocí, y no hace tanto,
distaba mucho, por lo penoso, de lo que es hoy un desplazamiento simple y
rápido, gracias a las autovías y a los coches actuales. En síntesis, que podemos movernos más, y
mejor, que nunca. Por otro lado, cualquiera
se va unos días a enclaves distantes, en un turismo otrora patrimonio de una
minoría. Pero, ¿viajamos? ¿Podemos mantener el viejo mantra de que
viajar culturiza? No basta con
desplazarse por el espacio; no es el viaje cuestión de distancia, física o
cultural, sino de talante del que va y viene.
Y ese elemento, la actitud o talante, parece fallar asaz en los últimos
tiempos.
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