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28 junio 2018

HEMIPLEJÍAS.


Existimos como si nuestro orbe fuera inmutable y nosotros, perpetuos.  No queremos, además, ser conscientes de  que habitamos un ínfimo recoveco del tiempo, preocupados por asuntos que serán, en nada, pavesas de un devenir cambiante cual río de Heráclito.  Y, así, en esa actitud, somos presa fácil para los embaucadores de siempre (que esos sí permanecen, con ropajes cambiantes) y para las falsedades de cada instante, aderezadas según gustos momentáneos, pero sin alejarse de su objetivo de control; ya sean el pecado, la ortodoxia, la raza o cualesquiera otros conceptos o categorías (género, ecosistema, solidaridad, clase) que, salpimentados de la manera pertinente e impelidos a través de los medios que correspondan, sirvan de excusa para que la minoría organice nuestras vidas y nos imponga la hemiplejía moral de cada sucesivo presente.

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