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22 agosto 2011

AGOSTO

Languidece ya agosto y el otoño se avisa rudo.  Bajo el calor irrespirable, un piélago de peregrinos ha caminado su fe, o sus ansias de lo que sea, bajo la ojeada desafiante de algunos intolerantes y ante el estupor de los, como quien suscribe, se sienten indiferentes.  Al mismo tiempo, el pánico económico se extiende por doquier y la liga de fútbol no consigue iniciarse por una convocatoria de huelga.  Represión en Siria.  Gadafi acorralado. Ya no hay, parece, serpientes de verano, propias de otros tiempos en los que el estío cursaba sin noticias.  Ya no.  La realidad, genuina o fabricada, embiste una y otra vez, nos estropea el día que se prometía feliz, impide nuestro nirvana veraniego.  Imaginemos qué puede venir después, cuando ni siquiera estemos amparados por la impresión de dolce far niente que el mes que termina notifica a nuestras mentes.

10 agosto 2011

POVES

Entre el murmullo de fondo de este mes vacacional jalonado de graves dificultades financieras, distingo los dichos de un futbolista que deja de serlo, de un chico aún joven. Se trata de  palabras lapidarias que han dado la vuelta al orbe.  En el caldo de cultivo de los indignados, este chico ha dicho que el capitalismo es muerte y los bancos, candidatos a la purgación por el fuego.  A pesar de la ternura que inspira el joven, no tengo más remedio que emparejarlo con las  víctimas de la LOGSE o de algún germen ni identificado que afecta al raciocinio.  Si el capitalismo es mercado, este es una manera de asignar los escasos recursos con una cierta eficiencia.  En la economía, como en la vida, hay siempre un coste de oportunidad; dictaduras del proletariado como la soviética hubieron de elegir qué producir, así como retrasar el paraíso para tiempos futuros.  Sólo hay dos maneras: o lo recursos los asigna el mercado o el Gran Hermano con su dedazo burocrático.  Y en el mercado está el dinero.  Los períodos históricos con circulación monetaria más generalizada fueron etapas con más libertad y con sociedades más abiertas. Frente al feudalismo, la evolución socioeconómica de la Europa bajomedieval; frente a la sociedad señorial del Antiguo Régimen, la revolución industrial y el capitalismo.  Que alguien ayude al ex futbolista para desengancharse de esa secta ideográfica  (que no ideológica) a la que pertenece sin saberlo.  No hay peores barrotes que aquellos de los cuales ignoramos su existencia.