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27 diciembre 2010

SENTIDO CRÍTICO

El sentido crítico es quizás el menos usual de los sentidos. Creíamos habitar una nueva Era, plena de discernimiento y sabiduría. Pero no. Aquella idea de progreso, nacida en el dieciocho y apuntalada por el positivismo cientifista decimonónico, no ha dado los frutos deseados. Retornan hoy los prejuicios y los lugares comunes, las supersticiones, que ahora se han vuelto laicas y pseudorracionales. Así es. Las ciencias se han llenado de metafísica y Popper ya no pinta nada, porque no se trata, en el presente, de sustituir verdades por proposiciones falsables, sino de emitir opiniones e ideas santificadas por el manto de la Ciencia. La doxa ataca otra vez y los nuevos científicos peroran sin fundamento en campos como la dietética, la salud o el medio ambiente, convirtiendo en verdades palpables simples propuestas que no llegan ni al rango de hipótesis. Frente a ello, somos dúctiles y aceptamos, una y otra vez, como hechos demostrados,  ideologías e ideografías formuladas con el lenguaje de los científicos, como antes asumíamos las verdades inmutables de la Religión. No somos, pues, ni más cultos ni más críticos que nuestros antepasados. Simplemente, la superstición se mueve por otros derroteros más admisibles desde nuestro punto de vista.

23 octubre 2010

LO INMUTABLE.

Nunca el mundo muda tanto como pretendemos.  En Occidente, somos hijos del Medievo cristiano y eso se nota.  La división entre poder temporal y espiritual, que tantas diatribas provocó entonces, sigue vigente.  Ahora, el papel de la Iglesia lo desempeña la ONU.  Hasta las órdenes mendicantes retornan en forma de onegés.  Nada nuevo, por tanto.  La misma pócima de intereses, Poder, egolatrías  y altruismos entreverados en la trama de lo políticamente correcto.  Tal y como Borges insinuó utilizando el verso ("Dios mueve al jugador, y éste, la pieza. / ¿Qué dios detrás de Dios la trama empieza/ de polvo y tiempo y sueño y agonías?"), todo parece inmutable en esta partida de ajedrez a la que el Orbe se asemeja

16 julio 2010

REFLEXIONES CANICULARES.

Nada hay más arduo que la agudeza en el juicio. Es un don poco común, anómalo. Pero, entre la clarividencia (potestad de esos pocos elegidos que en el orbe son y han sido) y el no discernimiento de los estultos, media un abismo. Se diría que existe un término medio, el justo medio de los clásicos, pero tampoco sobra en nuestros tiempos. Tal vez porque las falsedades se muestran como verdades, tal vez porque una falacia repetida muchas veces se torna axioma incuestionable, tal vez por ambas cosas a la vez, el caso es que la claridad fulgura poco y mal. Sólo hay que fijarse en la evolución del lenguaje y de las lenguas. Cada vez más pobres y lóbregas, expresión y sintaxis retroceden como lo hiciera el latín en los tiempos oscuros. Eso sí, se habla más que nunca, se perora con exuberancia e imprecisión en los más diversos foros. Sin embargo, fracasan a menudo el raciocinio, el entendimiento y el sentido común. Las élites del saber ya no existen o enmudecen abrumadas por el dionisiaco maremoto del pensamiento débil. Pero, enfín, la canícula florece y mejor no macerarse en tan espinosas reflexiones.

09 junio 2010

BILDERBERG

No creo en la “Gran Maquinación” concebida a la manera de ciertos conspiranoicos. Sin embargo, me consta que las pequeñas confabulaciones, aunque no posean esa dimensión celeste y unívoca, existen desde siempre y se encadenan una y otra vez en el firmamento del Poder. No especulemos, pues, que se congregan los poderosos del orbe para idear oscuras maniobras de futuro sobre la base de un “gobierno del mundo” omnipotente y casi omnisciente. No. Sí podemos pensar que gran parte de los asistentes fijos provienen del mundo financiero y del mundo de la comunicación, los dos magnos imperios de nuestras sociedades avanzadas. Y el control de la información es lo mismo que el control de las ideas. Los grandes medios perfilan el sentido común de cada momento; es sabido que una mentira repetida acaba por tornarse verdad irrefutable. Tal vez sea ese el gran experimento de física social que persiguen los conspiradores: la repetición de mantras pseudocientíficos y/o ideológicos que, a la manera de las voces en la mente esquizofrénica, acaben violentando nuestro entendimiento, si es que ya no está lo suficientemente violentado. No citaré ejemplos. Que cada cual los busque por su cuenta.

26 abril 2010

MEMORIA HISTÓRICA.

En la añeja Filosofía, era la memoria una de las facultades del Alma, un dispositivo esencial de nuestro ser individual. Somos porque nos acordamos. Se trata, por tanto, de un componente personal;  no existe la memoria colectiva, salvo que pensemos en el inconsciente de Jung, que se nutre sobre todo de arquetipos y no de recuerdos concretos e individuados. Así pues, el pretérito colectivo es objeto de la Historiografía y no de la remembranza propia de cada uno. Los historiadores pretenden reconstruir el pasado, revelarlo, hacerlo inteligible y ayudar de ese modo a la comprensión del presente. Esa es la única memoria histórica, como metáfora del quehacer de los historiadores. Si nos vamos a los tribunales y a los jueces, se trata ya a la sazón de otra cosa, una conversión en sustancia de uso jurídico de mitos, propagandas y metarrelatos. La Historia, el pasado, fue como fue y no como hubiéramos querido que fuese. Para otros afanes, apliquemos otras locuciones. El sectarismo sólo propaga sectarismo, incluso entre los tibios.

13 abril 2010

CORRUPCIÓN

La corrupción forma parte del Estado y del sistema político. Reside en la condición humana. Pero, ¿qué proporción de la misma es digerible? ¿En qué punto deja de ser una irremediable mácula para mudarse en metástasis indomable? No debemos pensar que la podredumbre está excluida de la Democracia y que es la excepción consiguiente al alejamiento de las democracias reales respecto de la democracia ideal y platónica existente, como modelo canónico, en el universo de las esferas. En absoluto. La corrupción es consustancial al poder y, en los denominados Estados de Derecho, el poder también existe; un poder menos absoluto que el de los sistemas dictatoriales y/o totalitarios, pero poder al fin y al cabo. En la democracia española, la corrupción se ha comportado, en los últimos treinta años, como un Guadiana políticamente transversal que aparece y desaparece, que está ahí latente. Es algo más que un problema de financiación de los partidos. Está, tal vez, en nuestra índole latina y mediterránea, como una evolución de la añeja picaresca acomodada a estos tiempos de competencias urbanísticas y de concesiones administrativas. Allá donde haya dinero que repartir, o canonjías, brotan los buscones de siempre. Se trata de una carcoma que se encarna con facilidad. No nos extrañemos.

24 enero 2010

LA SUPERSTICIÓN DE NUEVO

El concepto de superstición nos hace pensar en la obscuridad opuesta a la luz de los ilustrados, en nigromancias y agüeros, en lo irracional tomando la forma de ritos y prejuicios. Nos parece algo del pasado, una muestra de las tinieblas del intelecto, de tiempos precientíficos y ominosos. Sin embargo, la superstición reaparece. Casi sin que lo advirtamos se presenta ante nosotros con ropajes nuevos y racionales, como un conjunto de mantras pseudocientíficos archirrepetidos en los mass media. Sin certidumbre alguna, se mudan en verdad aserciones más o menos provenientes del universo de las ciencias que, sacadas de contexto y aireadas a través de los medios de comunicación, engendran filias o fobias, adhesiones o rechazos hacia determinados hábitos, elementos o sustancias. Interiorizamos entonces como verdades irrefutables lo que sólo son afirmaciones repetidas muchas veces (Goebbels dixit). Y así asumimos de nuevo la añeja superstición y, con ella, nos imbuimos de su compadre innato, el miedo. He ahí la cuestión.