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30 diciembre 2020

GENOCIDIOS-

 

La Camboya (Kampuchea) de Pol Pot fue un ciclópeo campo de concentración, cuyos límites concordaban con los del país, y cuyo principal leitmotiv fue el genocidio.  En suma, una variante agravada del comunismo.  En este caso, la creación del hombre nuevo, objetivo de todos los totalitarismos y de cualquier colectivismo, se centró en aspectos como proscribir toda la cultura y el conocimiento anteriores, corrompidos, a juicio de los promotores de aquel delirio,  por el pecado original del capitalismo; de este modo, cargar gafas te hacía sospechoso de leer, o de haber leído, y ser viejo te hacía sospechoso de poseer recuerdos anteriores a la buena nueva; y por ello te mataban.  No miremos, pues, con indiferencia, y mucho menos con simpatía, sino con desazón y recelo,  a quienes  lidian por cambiarnos el lenguaje o procuran desterrar costumbres de manera drástica.  Da lo mismo que hablemos de lo que hablemos, porque es posible que ese objetivo se relacione con motivaciones figuradamente loables (siempre la propaganda y el proselitismo de lo nefando se ocultan tras buenas causas).  Estemos atentos, como sociedad y como individuos, o el campo de concentración (desconozco cómo serán los del futuro) no aguarda.

25 diciembre 2020

MERCADER

 

Ramón Mercader, catalán, comunista y agente de la Komintern, fue el asesino de Trotsky, allá por 1938.  Cumplió condena en una cárcel mexicana, que abandonó en 1960.  Fue recibido en la URSS con todos los honores: se le otorgó graduación militar y se le condecoró por sus “servicios”, a pesar de que corría ya la era post Stalin.   Pero, no nos engañemos, el estalinismo no fue una excepcionalidad en aquel régimen, tal y como quiso establecer la propaganda (la de allí y la de aquí), aceptada por sesudos analistas occidentales que hablaban de “socialismo real” para no hablar del comunismo y sus horrores.  El estalinismo y el comunismo han sido, y son, una misma cosa, un mismo proyecto liberticida y opresor del individuo. No lo olvidemos.

20 diciembre 2020

AGENTES IN REBUS

 

En la antigua Roma, los “frumentarii” constituyeron una red de espionaje o policía política; fueron relevados, en el Bajo Imperio, con Diocleciano, por los apelados “agentes in rebus”, orientados también a la vigilancia encubierta y al control de los ciudadanos.  Todo poder tiene esa tentación, por motivos de seguridad y de defensa, pero, sobre todo, por su propia naturaleza, como el escorpión del relato;  es la tendencia a controlarlo todo, a evitar las disidencias y a imponer una determinada dosis de miedo, mayor o menor según las circunstancias e idiosincrasia de cada régimen.  La policía política es propia, sobre todo, de los regímenes totalitarios; con el nazismo y el comunismo alcanzó su punto culminante, y a todo el mundo le suenan denominaciones como “Gestapo” o “checa”.  ¿Empieza a existir, vía algoritmos y demás, una suerte de policía política en la redes sociales de nuestros días?  Todo parece indicarlo: bots y acólitos sectarios actúan como agentes in rebus; parece que se pretende, desde el Poder, esté donde esté, que todos nos tornemos agentes in rebus de nuestros vecinos, pero también de nosotros mismos.  En ese sentido, la pandemia ha sido providencial para los enemigos de la libertad, que son muchos y operan, sabiéndolo o sin saberlo, a mayor gloria de esos pocos que gestionan el poder absoluto.

15 diciembre 2020

DÉJAME EN PAZ.

 

“¡Déjame en paz!

Que no me quiero salvar

Y que me dejes mejor

quemar

¡Déjame en paz!

En el infierno no estoy tan

Mal.

VICTOR MANUEL, canción.

 

Es el estribillo de una canción.  Se refería, de manera crítica, a la moral católica, o tal vez nacionalcatólica, en el contexto inmediatamente posterior al llamado tardofranquismo.  Añadía: “Siempre aparece un redentor para vendernos el favor; dice tener la solución para sacarnos del error”.  Parece todo lejano, pero tienen, estos ripios cantados, mucha aplicación actual.  La nueva religión laica (salud, ambientalismo, género y demás) hace proliferar redentores, gentes que creen saber dónde anida la Verdad para sacarnos del error.  Tal vez, agotados ya de argumentar contra sus diatribas e imposiciones, podríamos cantar lo de “déjame en paz”.  Pero no nos van a dejar.  Es su naturaleza.  La Historia nos lo  enseña.

11 diciembre 2020

CADENAS

 

“Es difícil  liberar a los necios de las cadenas que veneran”
VOLTAIRE.

El contexto de Voltaire es el de la crítica ilustrada a la religión, a la oscuridad y a la superstición enfrentada al ejercicio racional.  Y, en general,  el de la crítica al Antiguo Régimen y el Absolutismo.  Pero apliquemos el viejo mutatis mutandis para cavilar acerca de qué tiene de adaptable, en nuestros días, la sentencia del pensador francés.  ¿Existen las cadenas?  No me atrevería a afirmar que, en algún momento, hayan desaparecido del todo.  Pueden mutar los conceptos, las razones esgrimidas para la servidumbre, pero las cadenas son siempre las mismas.  Están fuera de nosotros, pero también dentro, en nuestra psique. No pensemos que todo se reduce a la presencia, en cada tiempo y lugar, de unos opresores, como avatares  que se suceden y replican para operar en un determinado contexto religioso y/o ideológico.    La sumisión está  en nosotros; la interiorizamos y la forjamos nuestra para mejor enfundarnos las cadenas.  No solo los necios, como afirma Voltaire. Todos tendemos a ellas en pos de esa seguridad que el miedo nos hace anhelar.

06 diciembre 2020

HEMIPLEJÍAS

 

“Acabé el problema dándole en la sien derecha un tiro de pistola [calibre] 32, con orificio de salida en el temporal derecho. Boqueó un rato y quedó muerto. Al proceder a requisarle las pertenencias no podía sacarle el reloj amarrado con una cadena al cinturón, entonces él me dijo con una voz sin temblar muy lejos del miedo: ‘Arráncala, chico, total…’. Eso hice y sus pertenencias pasaron a mi poder”

Che Guevara.

Eso escribía, sobre su primer asesinato, este psicópata devenido icono revolucionario.  Hay  gentes que portan su imagen.  Es una muestra de la hemiplejía moral de nuestros tiempos, cada vez más presente en el discurso al uso.  Siempre he creído que los asesinos no deben generar fascinación; tampoco si van ungidos de discurso político.  En el imaginario izquierdista, progre y demás,  de estos días, unos no son igual que otros. Tampoco se siente la necesidad de justificar según qué cosas, ni siquiera de ocultarlas.  Todo lo que cabe en el saco de la Izquierda, parece tolerable.  Recuerdo a André Glucksmann, aseverando aquello de que, mientras estuviéramos de acuerdo acerca de dónde radica el Mal, caminaríamos por la senda apropiada pero , y ya está ocurriendo, el inconveniente comparecería cuando algunos juzgaran saber dónde se ubica el Bien.  He ahí la cuestión.

01 diciembre 2020

"BOECIOS"

 

Pienso en Boecio, designado como último romano y  ejecutado por orden del bárbaro, y analfabeto, Teodorico, al que sirvió previamente, tal vez rumiando que se puede vencer, a base de sabiduría, a quien posee las riendas del poder. El mundo romano y, por añadidura, el orbe clásico grecolatino, se derrumbó con rapidez, en una implosión que dejo fragmentos y despojos que se intentaron recomponer más tarde, en el contexto carolingio y, sobre todo, en el renacentista de comienzos de la Edad Moderna.  Pero el universo clásico fue, en esencia, borrado por los bárbaros y el cristianismo emergente.  Se sabe que la Edad Media europea resulta de la mezcla progresiva de lo romano, lo germánico y lo cristiano, pero ello no excluye esa destrucción de lo clásico a la que me estoy refiriendo:  en torno al siglo VIII, nadie era capaz de escribir con la claridad del latín clásico; y es el lenguaje reflejo del pensamiento.   Todo ello se puede aplicar al presente, porque aquella Europa, nacida de las cenizas de lo clásico, agoniza en términos de lenguaje y de pensamiento.  Los boecios de hoy colaboran con los nuevos bárbaros (¿quiénes son?) y acabarán siendo víctimas de los mismos, si no lo están siendo ya.   Tiempo al tiempo.