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30 enero 2008

HASTÍO PREELECTORAL

El diccionario define al hastío como aburrimiento, cansancio o repugnancia. Por tanto, se trata del vocablo perfecto para examinar lo que siento en las semanas anteriores a la ordalía electoral. Esto que llaman campaña y precampaña, si es que en algo se diferencia la una de la otra, genera en mí ansiedad y aburrimiento, ganas de huir de los medios generalistas que reproducen, hasta el infinito, la demagogia y la bobería pregonadas, día sí, día también, por nuestros políticos. Del aburrimiento se pasa al cansancio, al agotamiento. Y, después, llega la repugnancia. Constituye todo ello el hastío. Creo en la democracia como el menos malo de los sistemas (o el peor, si exceptuamos todos los demás, según Churchill) y quiero participar votando. Pero me lo ponen difícil. Alguna vez, zapeando o mientras conduzco, escucho a un político, a cualquiera de ellos, y deseo decirle aquella frase que, al parecer, Manuel Azaña endosó a un adversario parlamentario: Permítame que me sonroje por usted. Es lo más suave que se me ocurre. A pesar de todo, debiera ser la Política una de las nobles artes pues, al fin y al cabo, es la manera en que organizamos el Estado y la sociedad; nada más elevado, por consiguiente, que participar en ella. Sin embargo, los políticos asustan y engendran el hastío. Aunque, no obstante, ellos nos representan, no sólo por una cuestión legal relacionada con el sufragio, sino porque salen de entre nosotros, son de nuestra misma pasta y no los fabrican aparte del resto de los mortales. Son nuestro reflejo. ¡Oh, Cielos!

21 enero 2008

LUIS LANDERO

Es, este extremeño, un narrador de talento. Certero, aunque no muy prolífico, ofrece la monotonía argumental propia de los grandes creadores, que siempre merodean en torno a sus propias obsesiones para manipularlas, una y otra vez, mediante el artificio del lenguaje. Su gran desafío es, sin duda, emularse a sí mismo, como no puede ser de otro modo en quien se inició ya con una obra maestra (Juegos de la edad tardía). Nos ofreció, después, algunas otras escrituras esporádicas (Caballeros de fortuna, El Guitarrista…) y, ahora, transcurrido un lustro de silencio, vuelve a la carga con Hoy, Júpiter, muy en su línea y cercana a la magistral primera novela. El mundo literario de Landero constituye un universo cerrado y casi perfecto: la referencia al Olimpo de lo cultural y literario como paraíso anhelado por sus personajes, está siempre presente, y los individuos por él creados lo son en sentido estricto, marcados por la droga dura de su propia psicología, de la que nace el sino que los conduce. Todo ello se desarrolla con perfección y claridad sintáctica, rezumando ironía fina y subrepticia. Recomiendo, por tanto, la lectura de Hoy, Júpiter a quienes todavía no conozcan a Landero. Si les apasiona, enfrásquense, a continuación, en Juegos de la edad tardía, esa obra maestra

12 enero 2008

ÁNGEL GONZÁLEZ

Ha muerto. Pero el poeta se queda aquí, entre nosotros, en forma de palabras entrelazadas que encadenan versos. Ha sido, junto con Claudio Rodríguez, uno de los grandes. Ya en Áspero Mundo (1956) nos lo dejó casi todo:

Para que yo me llame Angel González,
para que mi ser pese sobre el suelo,
fue necesario un ancho espacio
y un largo tiempo:
hombres de todo mar y toda tierra,
fértiles vientres de mujer, y cuerpos
y más cuerpos, fundiéndose incesantes
en otro cuerpo nuevo.
Solsticios y equinoccios alumbraron
con su cambiante luz, su vario cielo,
el viaje milenario de mi carne
trepando por los siglos y los huesos.
De su pasaje lento y doloroso
de su huída hasta el fin, sobreviviendo
naufragios, aferrándose
al último suspiro de los muertos,
yo no soy más que el resultado, el fruto,
lo que queda, podrido, entre los restos;
esto que veis aquí,
tan sólo esto:
un escombro tenaz, que se resiste
a su ruina, que lucha contra el viento,
que avanza por caminos que no llevan
a ningún sitio. El éxito
de todos los fracasos. La enloquecida
fuerza del desaliento…..

Nada que añadir. Descanse en paz el vate.

07 enero 2008

DE LA EPIFANÍA A LA DEMAGOGIA.

La Navidad se ha ido y llega la cuesta de enero. El discurrir cíclico del año comienza de nuevo. Entramos en tiempo preelectoral: precampaña, campaña ( si es que pueden distinguirse) y, sobre todo, montañas de demagogia. Ya advirtió Aristóteles sobre este Mal. Igual que la Tiranía es degeneración de la Monarquía, según el estagirita, la Demagogia es la desvirtuación de la Democracia. Así es. A partir de ahora, y hasta una semana después de las calendas de marzo, cualquier cosa que alguien diga podrá ser utilizada en su contra. Habremos de escuchar barbaridades de cualquier signo para encogernos de hombros sin dar importancia a los diversos exabruptos, considerándolos como parte de un guión preestablecido e inevitable. ¿Qué nos jugamos?. Todo y nada. Los comicios decidirán el estilo y el contenido del gobierno de la Nación para los próximos cuatro años. Pero no parece que puedan ocurrir grandes cambios si observamos las cosas sub specie aeternitatis. En efecto, incluso lo que se nos ofrece como distinto puede formar parte de lo mismo. ¿O no? Lo dicho. Cambio de tercio. Entre la Epifanía y la ordalía electoral, media un espacio temporal marcado por la demagogia. Después, ya veremos.

02 enero 2008

FUNDAMENTALISMO DEMOCRÁTICO

Así lo define Gustavo Bueno, padre del materialismo filosófico:
"Ideología idealista que afirma que la democracia constituye el fundamento de la auténtica sociedad política. Según el fundamentalismo democrático, hay una idea pura de democracia de la que las sociedades existentes son una realización más o menos perfecta. Cualquier régimen político no democrático será considerado ilegítimo, e incluso perderá su condición de verdadera sociedad política. Esta ideología sostiene que en una democracia existe la “voluntad general” y que el pueblo es quien tiene el poder, sin perjuicio de que pueda delegarlo a sus representantes. El fundamentalismo democrático, en cuanto idealismo político y jurídico, ignora que los estados simplemente existen y que, en rigor, no son susceptibles de ser legitimados, de la misma manera en que no se puede justificar normativamente la existencia del suelo a partir del derecho urbanístico. Es el Estado el que genera los mecanismos de legitimación, no a la inversa. Además, el concepto de “voluntad general” apunta a una realidad inexistente, ya que la suma de voluntades nunca constituye otra voluntad. Por otra parte, es imposible que en una democracia el pueblo mande, ya que se trata de un régimen político como cualquier otro, donde una parte de la sociedad ejerce el poder sobre el resto; lo distintivo de la democracia consiste en que el pueblo (entendido ahora como “cuerpo electoral”, y no de forma sustancialista) se limita a seleccionar por medio de unas elecciones a los gobernantes."
Coincido en casi todo. Se trata del menos malo de los sistemas, según la sentencia que se atribuye a Churchill porque, hasta ahora, nadie ha podido inventar algo mejor y todas las alternativas reales a nuestros sistemas democráticos se han caracterizado por el totalitarismo y por la ausencia de libertades. Elegimos, pues, a nuestros representantes y a nuestro gobierno, pero no como resultado de una voluntad general, que no existe, sino por la aritmética de los votos: el pueblo no quiere que gobierne éste o aquel, sino que cada uno de los ciudadanos desea que gobierne el candidato a quién él vota. Es la única realidad. Nada más. Y nada menos.

01 enero 2008

¡FELIZ AÑO NUEVO!

No creo que a las cero horas de cada uno de enero suceda nada especial. Los años son una convención humana y sólo sucede que brindamos y nos abrazamos con los mejores deseos. Nada más. Pero, en fin, saludamos a cada año nuevo como si nos fuera la vida en ello. Nos planteamos desafíos u objetivos que apenas si cumpliremos. Y, después, el tiempo irá transcurriendo y, allá por los días finales de enero, nos habremos acostumbrado a decir 2008, a escribirlo en los papeles. Eso es todo. Pero se manifiesta, en estos ritos, una concepción cíclica del Tiempo, una tendencia a percibir el eterno retorno de los antiguos. No obstante, ¡Feliz Año 2008! Año electoral, por otra parte. Tendremos que soportar, durante dos meses, las diatribas de los profesionales de la política, en las que los problemas reales se quedarán a un lado y en las que la verdad no será lo más importante. La demagogia, siempre latente y presente, se hará insoportable durante más de sesenta días. Sólo después de la ordalía electoral podremos relajarnos. Pero, una vez más, ¡Feliz 2008!.