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21 enero 2008

LUIS LANDERO

Es, este extremeño, un narrador de talento. Certero, aunque no muy prolífico, ofrece la monotonía argumental propia de los grandes creadores, que siempre merodean en torno a sus propias obsesiones para manipularlas, una y otra vez, mediante el artificio del lenguaje. Su gran desafío es, sin duda, emularse a sí mismo, como no puede ser de otro modo en quien se inició ya con una obra maestra (Juegos de la edad tardía). Nos ofreció, después, algunas otras escrituras esporádicas (Caballeros de fortuna, El Guitarrista…) y, ahora, transcurrido un lustro de silencio, vuelve a la carga con Hoy, Júpiter, muy en su línea y cercana a la magistral primera novela. El mundo literario de Landero constituye un universo cerrado y casi perfecto: la referencia al Olimpo de lo cultural y literario como paraíso anhelado por sus personajes, está siempre presente, y los individuos por él creados lo son en sentido estricto, marcados por la droga dura de su propia psicología, de la que nace el sino que los conduce. Todo ello se desarrolla con perfección y claridad sintáctica, rezumando ironía fina y subrepticia. Recomiendo, por tanto, la lectura de Hoy, Júpiter a quienes todavía no conozcan a Landero. Si les apasiona, enfrásquense, a continuación, en Juegos de la edad tardía, esa obra maestra

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