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08 agosto 2013

Milenarismos.

  El milenarismo siempre vuelve.  Tal vez forma parte de nuestra esencia, o lo llevamos en los genes culturales o memes.  Está en el cine y sobrevuela las nuevas ideologías, ¿o religiones?, que se alimentan de lo medioambiental.  El tópico del "finis orbis" se instala cada vez más en la literatura audiovisual, y escrita, de consumo masivo.  Y vende mucho.  Apela a una parte visceral, e irracional por ende, de nuestro yo desestructurado.  Cabe preguntarse qué tiene de real esa sensación de decadencia y deterioro.  Yo creo que nada.  El mundo, nuestro mundo, ha estado siempre en decadencia y es posible que, a escala de cada vida humana, nunca haya habido buenos tiempos.  Las épocas doradas sólo existen en el pasado o en el futuro, como nostalgias o utopías.  La cruda realidad del día a día instala en el pensamiento superficial una suerte de "déja vu" que deviene en milenarismo de andar por casa.  Pero sólo se trata de eso.  De una percepción del denominado pensamiento débil.

16 junio 2013

LANDERO

Es un prosista de quien se platica poco.  Pero tiene incondicionales, entre los que se encuentra el que suscribe.  Se trata de Luis Landero, extremeño y profesor, que podría convertirse en autor de culto con el tiempo.  Su principal problema es que se inició con una obra maestra, “Juegos de la edad tardía”. Mejorarla con las siguientes es tarea casi imposible.  Sólo con esa novela, sería ya un grande de la literatura en castellano.  Luego nos deleitó con alguna otra y, hace poco, salió la última, “Absolución”.  El mundo y los personajes de Landero nos remiten a una suerte de cosmos atemporal en el que antihéroes solitarios, desclasados e irrepetibles se mueven en un entorno propio marcado por esa especie de absurdo de baja intensidad, de esperpento atenuado por el reflejo de la otra realidad, la convencional, que aparece en estas obras a la manera de un escenario a la vez claro y desdibujado por la retranca propia de la parte occidental de la Península Ibérica.  Se suma a todo ello un lenguaje cuidado y preciso.  Y siempre mostrando una lucidez de fondo que es tal vez la clave que convierte a este autor en escritor profundo.

10 junio 2013

INVENTAR EL PASADO.

Idear el pasado para controlar el presente y el futuro.  Es el método añejo de los opresores.  Las grandes religiones, los grandes imperios, los totalitarismos del siglo XX y los nacionalismos de hoy han esgrimido, y esgrimen, esa vía.  Se encomiendan a la estolidez o pereza mental de la masa y, poco  a poco, van fraguando esa perfomance de la Historia inventada.  Por tanto, el pasado sí importa.  No es baladí el montaje historiográfico.  En el pasado, reconstruido en forma de revelación, de glorias nacionales o de urdimbres fenomenológicas que justifican el presente o lo que se formula para el futuro, anida el nihil obstat para los novicios de tirano.
Lo que para el cristianismo de Nicea, y para la Iglesia Católica, supusieron los evangelios canónicos, lo supone hoy la Historia reinventada por los nacionalistas, como lo supuso la que se rehizo a mayor gloria de Hitler, de Stalin o del alzamiento nacional, en el caso de España.

Por eso los nacionalistas sin Estado le dan tanta importancia a la Historia de su suelo.  Y se empeñan tanto que acaban por imponer esa visión mítica o fantaseada.  Los demás, vamos desistiendo de rebatirles, como si pensáramos que, al fin y al cabo, el asunto no tiene importancia.  Pero la tiene. De ahí ese afán recurrente en inventar la Historia, o en mudarla de acuerdo con los intereses presentes.   Y es que, sin duda,  el procedimiento sigue funcionando.

10 abril 2013

COACCIÓN



La coerción ha venido siendo, en nuestra historia humana, una de las varias formas de  ejercitar violencia sobre los otros, de obtener su forzada anuencia a nuestras pretensiones.  Sea individual o colectiva, la coacción es parte integrante de la metodología de la imposición, aunque a veces pueda parecer, al observador negligente, una especie de extorsión de baja intensidad o una acción enaltecida por sus fines.  Sea como sea, es bastante vieja y tal vez consustancial con la índole humana.  Incluso puede ser justificada, o considerada loable, desde la perspectiva de una moral concreta ( la moral de una banda mafiosa, verbigracia, incluye como aceptables acciones que, en otro contexto social, serían inaceptables), pero nunca desde un punto de vista ético, tanto si nos referimos a la ética individual  como si pensamos en la ética del Estado entendido como representación de la comunidad política.
La pensemos como la pensemos, y sean sus fines los que sean, la coacción es siempre coacción.  Su aceptación supone adentrarnos en un piélago de peligros.  Siempre los medios espurios conducen a fines de su misma naturaleza.

07 enero 2013

OTRO APOCALIPSIS


Ya han pasado casi veinte días desde la fecha ajustada para el fin del mundo, para la parusía maya divulgada a bombo y platillo por los medios y la Red, e incluso creída a pies juntillas por algunos que se disponían, táctica y estratégicamente, para el día siguiente al cataclismo.  Al fin y al cabo, el milenarismo ha estado presente, desde hace mucho, como elemento constititutivo de esta civilización occidental, judeocristiana o fáustica que ha devenido en civilización universal.  Desde la edad media, con el Apocalipsis de San Juan como referencia,  se ha ido forjando  esa visión lineal del tiempo que nos caracteriza, y que ya sistematizó Joaquín de Fiore, monje medieval italiano que propuso la sucesión de las eras del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.  Esta noción lineal asimismo está presente en la idea de Progreso que toma cuerpo desde la Ilustración pero, sin duda, nutre de alguna manera a todos los milenarismos actuales expresados en forma de utopía, conspiracionismo o ecologismo radical.  De momento, nos hemos salvado del último apocalipsis.  ¿Cuál será el siguiente?