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27 febrero 2006

YO TAMBIÉN.

El derecho de manifestación es un territorio común de cualquier método democrático. Se admite que los ciudadanos, aparte de introducir nuestro voto en la urna con la periodicidad instituida, podemos opinar y podemos manifestarnos. También la Derecha, porque la calle no es feudo propio de la izquierda. Incluso las víctimas del terrorismo poseen ese derecho, aunque se añada a la manifestación el principal partido de la oposición. Eso es el sistema: Gobierno y oposición. Todos disfrutamos del derecho a exasperarnos por lo que nos parezca oportuno. ¿Parece obvio? Pues no lo es tanto, a juzgar por lo que se lee y se oye.
Viene lo anterior al caso porque yo me identifico, en términos generales, con los que se manifestaron contra la negociación con ETA. No estuve allí y desconozco los pormenores, pero me hermano con el planteamiento general porque a los asesinos de Miguel Ángel Blanco y de tantos otros sólo les puedo desear la capitulación. Y ello estaba cerca hasta que se desgarró el pacto entre los dos grandes partidos. Y no fue el de la oposición el que provocó dicha ruptura, sino el que está en el gobierno, en virtud de sus alianzas sorprendentes. Así que lo confieso: Yo también habría ido a la manifestación. Lo siento por los sectarios de índole izquierdista, pero la razón está, en el presente, a este lado de la realidad.

21 febrero 2006

RELECTURA INVERNAL.

Durante el invierno suelo releer más que leer. He retornado a Paul Auster, tal y como ya puse de manifiesto hace unas semanas. Y estos días releo a Huntington. Su “choque de civilizaciones” tiene un alto interés en estos tiempos de mudanza. No es oro todo lo que en la obra reluce, pero apunta cosas. Casi nada es, en el presente, como habíamos conjeturado. No hemos alcanzado la tierra prometida, ni tampoco acaban de consumarse las pavorosas utopías que fueron sueño para algunos y potencial pesadilla para los más. Ni el modelo eurocentrista de las edades históricas ni el teleológico-visionario de los modos de producción. Parece que hay otras realidades distintas a la lucha de clases. Cultura o civilización. Spengler o Toynbee. Frente a nuestra noción lineal del tiempo histórico emerge esa otra del eterno retorno. Choque de civilizaciones. Viñetas de Mahoma y tumultos proclives al yihadismo creciente. Y nosotros, aquí, en el viejo continente, con estos pelos, sin cambiar ni un ápice ese pensamiento ortopédico y progre, poco dialéctico, falto de aquella delicuescencia en el análisis a la que siempre se aludía desde la ortodoxia marxista y estalinista, ignorando la realidad tozuda que, poco a poco, se va imponiendo por mucho que antojemos soslayarla mediante discursos sesudos e intrincados con ínfulas de profundidad.

18 febrero 2006

TIEMPO DE AMENAZAS........Y DE SILENCIO.

Entre lecturas y otros quehaceres de la existencia personal y laboral, me asomo, de cuando en cuando, a los recados mediáticos y me descubro, a la sazón, sumergido en un piélago de peligros: la gripe aviar progresa hacia Europa ante el espanto que produce su potencial mutación; el islamismo yihadista, orquestando campañas y ya plenamente mutado a partir de aquella naciente rebelión de fundamentalismos e intifadas; los fanáticos domésticos, chulos como nunca; y más cosas.
Amenazas varias de ese mundo real que está ahí fuera, al otro lado de la ventana, ajeno a los libros y al universo impreso lleno de ensueños y raciocinios. De pronto, se me han pasado las ganas de leer y entonces me veo perdido en ese océano de discordia que llaman realidad. No me gusta lo que está pasando, me huele a los años treinta, al ascenso del nazismo, que ahora se exhibe encarnado en un nuevo organismo igual de irracional que aquel pero distinto en apariencia, aunque estimule las mismas reacciones tendentes a la postura del avestruz.
Y en eso estamos. Por mucho que nos apostemos de perfil, prospera la marea que irá anegando la libertad (valor supremo) si no le hacemos frente. Allí y aquí. Tiempo de amenazas. Tiempo de silencio.

15 febrero 2006

MEMORIA HISTÓRICA Y TERRORISMO

No creo en la memoria histórica. Sólo en la personal e inmediata, y a medias. La evocación reinterpreta más de lo que quisiéramos. Incluso reconstruye y, en esa reconstrucción, aporta mucha ideología. Pero, ya puestos, si anhelamos implantar esa memoria calificada, utilicémosla para el terrorismo y sus víctimas. Cavilemos sobre Miguel Ángel Blanco, sobre Irene Villa y sobre tantos otros cuando, de manera infausta, nos platican de paz, como si la paz fuera la de los camposantos. Otorgadnos algo y ya no os mataremos. Ese es el mensaje de los terroristas, de los asesinos. Ellos sí que tienen fácil la paz, pues son los que la desgarran cuando asesinan, amenazan o extorsionan. Sólo tienen que renunciar a hacerlo. Pero no. Su paz es la del triunfo. Y ni la victoria pírrica y mínimamente decorosa merecen los que han ocasionado tanto daño. Parece bastante claro. Sin embargo, quienes no están dispuestos a que resulten derrotados alegan argumentos desvergonzados y repletos de inconsecuencias que, repetidas, terminan por parecer una verdad. No. No es el “Síndrome de Estocolmo” la mejor actitud para acabar con el terrorismo. Ni con éste ni con otros que asoman incipientes.

12 febrero 2006

PUDOR, IDEOLOGIA Y DEMAGOGIA

La ausencia de pudor se revela, cada vez más, como un rasgo primordial de estos tiempos. El recato es vergüenza y también humildad. Ni una ni otra parecen abundar en demasía; con frecuencia, expresamos nuestros entresijos ideográficos y sectarios cuando juzgamos hechos y realidades u opinamos sobre los mismos. Lo hacemos además sin modestia y sin la más mínima dosis de mesura intelectual.
Todos poseemos carencias, aunque unos más que otros. Admitirlas es la base de cualquier conducta juiciosa. Pero el sentido común, ya se sabe, no es el más común de los sentidos. Por esos presenciamos una diarrea de aserciones de toda índole, en la mayoría de los casos nacidas del desconocimiento, y aderezadas por la salsa de la ideología concebida como lugar común.
Ya se van muriendo los últimos de Filipinas, los de aquella generación que admitía sus huecos culturales y admiraba la sabiduría. Están siendo suplidos por generaciones pagadas de sí mismas, que repudian cuanto ignoran y hasta desconocen lo que pretenden valorar. La Ideología, aquel numen, deja su sitio a las ideografías como tormenta de verborreas nacidas no del logos sino de tópicos y sentimientos. Ello traslada al discurso político el nuevo lenguaje de la simpleza. Hablémosles en su idioma para que nos entiendan. Pero no es un idioma, sino una enfermedad del pensamiento. No hay pudor y por eso la demagogia está servida.

09 febrero 2006

UTOPÍAS

Soy poco adicto a las utopías. Las imagino dañinas aun cuando se ajusten al ámbito de lo poético-literario. Se exhiben como sueños de la esperanza humana, pero, si llegan a cumplirse, aunque sólo sea un poco, se mudan en pesadillas. Hay ejemplos y no es preciso citarlos.
Todo empieza cuando alguno observa la imperfección del orbe sublunar y se empecina en plantear un futuro perfecto y edénico. Sobre esto, recuerdo una vieja parábola que asomaba en una enciclopedia, o similar, de mi infancia. En ella, un prójimo que medio sesteaba bajo un árbol, se hacia preguntas acerca de la disposición del entorno que avistaba: ¿Por qué otros frutos en los árboles y los melones en la tierra? Cuando le cayó en la cabeza una manzana, advirtió que el planeta estaba bien como estaba (conjeturando que podría haber sido un melón) Creo que se titulaba Parábola de la Divina Providencia. La moraleja era, por supuesto, inmovilista y retrógrada, pero no exenta de gracia. Quienes se empeñan en que variadas utopías, sino quimeras de facto, se hagan realidad, tienden a anhelar que las sandías crezcan en las ramas fértiles retando a la ley de la gravedad. Por eso no me gustan las utopías. Es más, me dan bastante miedo.

08 febrero 2006

MAXIMALISMO VERSUS IRENISMO.

Hordas vociferantes bajo la impronta del fanatismo y de la ignorancia. Eso es, y no otra cosa, lo que hemos visto estos días. No voy a entrar en el porqué. Por qué son fanáticos y por qué son ignorantes. Por qué sus élites son cultas, refinadas e instaladas en una insultante riqueza. Por qué, aún así, reivindican una nueva ideología que utiliza el fanatismo religioso en clave política.
Maximalismo de un lado e irenismo del otro. Ya ocurrió otras veces, porque el miedo es libre y los intereses creados lo elevan a un rango superior. Y, en el fondo de la escena, el Poder, esa esencia que mueve piernas y corazones, que nubla las mentes y debilita los principios. Agítese la mezcla y se obtendrá una explicación.
En cierto modo, la Historia se repite. Dios ayuda a los malos, decían en el medievo, cuando son más que los buenos. O sea, que los ayuda en todo tiempo y lugar. O tal vez no.

05 febrero 2006

PAUL AUSTER Y EL OLVIDADO SENDER

Domingo de febrero. Ayer terminé de leer "El libro de las ilusiones", de Paul Auster. Lo había empezado el viernes por la noche, lo que quiere decir que me enganchó, y ello no es poco llegada una edad en la que uno se vuelve cada vez más selectivo desde el punto de vista literario. Auster es un gran narrador, un novelista. Como Vargas Llosa, o como Sender, se muestra capaz de crear historias y de absorber la mente de sus personajes. El resultado salta a la vista para quien se enfrasque en su lectura.
En esta obra, como en la de cualquier gran novelista, tal vez como en la vida misma, operan dos fuerzas: el azar y la necesidad. El primero está presente en la concatenación causal de los hechos y condiciona el devenir de la trama. La segunda viene impuesta por la omnisciencia del narrador y da sentido al argumento. Esa dialéctica sencilla, pero irrefutable, es la clave de todo, añadiéndole, por supuesto, la pericia técnica y el dominio de los recursos de la lengua. Por eso, en cierto sentido me recuerda a Sender, ese gran escritor español del exilio que parece olvidado en el presente, a pesar de su pluma prolífica, sugerente y productora de un singular universo literario.
No sé por qué, pero es lo que me ha sugerido, de rebote, la lectura de la citada obra de Auster. ¿ Por qué tan olvidado Sender?. ¿Por qué?.

03 febrero 2006

AIRES DE LIBERTAD

Muñoz Molina escribió “Sefarad”, un excelente conjunto de relatos cuyo nexo común es el totalitarismo del período de entreguerras, incluyendo tanto al nazismo como al estalinismo. No corrían aires de libertad en los años treinta. En Alemania, habitada al parecer por un pueblo culto, se iba creando esa atmósfera asfixiante mediante la cual toda dictadura totalitaria va envolviendo al todo social en una maraña de ambigüedad y silencio. Del otro lado, en la vieja Rusia se imponía un régimen liberticida con la complicidad de muchos intelectuales. Barbarie y persecución en ambos casos. Como los dos tiranos llegaron a pactar no se advirtió el peligro hasta que ya era tarde (por mucho que se quiera reconstruir la Historia, el antifascismo no existió durante años más que de boquilla). No corrían aires de libertad, pero nadie parecía darse cuenta, tal y como parece indicar el vergonzoso irenismo de las potencias democráticas de entonces frente al avance sin complejos de los liberticidas. El resultado fue el que fue. Lo digo porque tampoco en este presente corren aires de libertad. A mí no me lo parece. Y los amigos de la tiranía están a nuestras puertas, sino ya dentro como caballo de Troya. Por eso vuelvo, una vez más, a recordar aquellas palabras de un lúcido dramaturgo: Primero vinieron a por mí……………..y lo que sigue.

01 febrero 2006

CIENCIA Y MILENARISMO

La ciencia y la fe eran, en otro tiempo, mundos aparte, compartimentos estancos y distantes. Razón o creencia. Matemáticas o Apocalipsis. Hoy parecen fundirse o complementarse y, al menos a través de los medios, nos llegan mensajes que parecen retrotraernos al milenarismo medieval. El asunto del fin del mundo toma ahora aspecto racional y se nos ofrece en forma de catástrofes ambientales. Los nuevos capiteles en los que se esculpe la mala nueva pertenecen a la galaxia McLuhan, en la que el medio no es el instrumento para transmitir algo, sino el mensaje mismo. Y eso dificulta las cosas. Como no hay mucho sentido crítico y como la Ciencia se nos envía a la manera de verdad revelada, nadie osa levantar la mano para perpetrar una mínima disensión de los principios establecidos. Por eso anuncio desde aquí: Hay otras verdades; lean y naveguen (por Internet), comparen y si no encuentran nada distinto, acepten lo que afirman los milenaristas. Se preguntaran, en caso contrario, quienes son los verdaderos científicos como en otro tiempo se planteaban, quienes tenían esa posibilidad, cuál era la verdadera religión.