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29 enero 2022
22 enero 2022
VICTIMISMO.
“Hice de la fuerza de ánimo mi castillo y mi coraza ;no quiero disfrazarme
de víctima de la injusticia”.Retazo de “El collar de la paloma”, citado por
Andrés Trapiello ( “Las armas y las letras”) a partir de un ejemplar
subrayado por Ramón Gaya.
El enunciado asume mucha enjundia y viene avalado por quien fue, según Trapiello, el autor del subrayado. Una sentencia breve y sucinta, pero larga en contenidos y posible punto de partida para meditaciones variadas. El victimismo, encumbrado hoy como fuente de ideología, fue siempre, sobre todo en la era industrial, origen del odio vertebrador del pensamiento revolucionario. En nuestro días, está llegando a límites insospechados, exhibido en una nueva envoltura transversal e interclasista, y acompañado del patos, sino del puro melodrama, como adjunto que ya no sonroja a una parte copiosa de los seres humanos. Tal vez algún día vuelva a tener sentido la fuerza de ánimo como ortograma personal, pero la misma anida sobre todo en entornos individualistas y casi nunca en ecosistemas humanos impregnados de colectivismo.
16 enero 2022
MEDIEVALISMO
“Contra la idea de nuestro siglo, la idea de lo relativo,
circunstancial y aleatorio, que va de James Joyce a Albert Einstein, aflora hoy
un medievalismo de valores absolutos -como si hubiera de eso-, incontaminados,
perfectos.”FRANCISCO UMBRAL
Como admirador de la prosa de Umbral, creía haberla leído casi toda, pero me encontré, recientemente, con este párrafo que, pergeñado sin acabar el siglo XX, define lo que está ocurriendo en el presente. No llegó a conocer del todo nuestro polígrafo la deriva de lo políticamente correcto hacia la imposición inquisitorial de nuestros días. Pero él pareció verlo, sin vivirlo como ahora se manifiesta: medievalismo en estado puro, con valores absolutos y una suerte de teocentrismo panteísta y franciscano, en el sentido animalista, una vuelta a la simplicidad de lo revelado, con la teológica ciencia actual partiendo de la verdad desde los cielos (entiéndase el vocablo en sentido amplio) otorgada. San Agustín hubiera aplaudido. Y quienes creen residir en sus antípodas ( los que no saben lo que no saben), también ovacionan por acción o por omisión.
09 enero 2022
ADJETIVOS.
Los adjetivos, o más bien la adjetivación como praxis deliberada, son la antesala del peligro, sino el peligro mismo. Es tarea ardua, y sólo concebible a la manera de idea límite, pretender escribir, o expresarse, sin ellos, tal y como aspiraba Escohotado. Y entiendo la pretensión de Don Antonio, pues nunca hay nada de malo en el verbo y en el sustantivo, pero el adjetivo es el arma de todo tirano, religioso o laico. Verbigracia: es concisa, y hasta henchida de belleza, la voz “democracia”, pero si le añadimos según qué epítetos ( “orgánica”, “popular”, “real”, “directa”…) su semántica se ve desgarrada y se convierte en reverso de si misma. Lo mismo sirve para vocablos como asesinato o violencia, a los que los calificativos anejos denigran y convierten en recurso para imponernos algún yugo. El lenguaje, y el nombre de los entes, nunca es baladí, sino más bien su pura esencia. Si desistimos de preservar el significado de los conceptos, lo demás está servido, pues ya nada podremos hacer para librarnos de sus manipuladores. Me refiero a los liberticidas, cada vez más numerosos en acción u omisión. No olvidemos que “Dios (o el azar) ayuda a los malos cuando son más que los buenos”.
02 enero 2022
SOBRE LIBERTAD Y TIRANÍA.
La oposición entre libertad y tiranía no parece formar parte del relato al uso en nuestros días. No es ya, estoy seguro, una preocupación en nuestro entorno próximo. Es como si creyésemos algo dado, e inamovible, el sistema de libertades; o lo que es peor, como si no nos importase que no lo fuera. Pasamos de puntillas, en cualquier reflexión, o debate, sobre la cuestión, y nos centramos más en otros aspectos del día a día. Es posible que, para quienes nacieron en libertad, esta se les aparezca como un elemento más de su entorno, como, verbigracia, los paisajes y las rocas, sobre los cuales se puede advertir cierto peligro vago e impreciso, aprendido en las lecturas sobre asuntos medioambientales, pero sin ir más lejos. Así pues, es muy probable que, quienes nunca hayan extraviado su libertad, no sean ni siquiera conscientes de que intentan privarles de la misma. Sí lo tuvo claro Thomas Jefferson, que reflexionó, dado su contexto histórico, sobre ello y llegó a la conclusión de que, para distinguir entre libertad y tiranía, basta con determinar donde habita el temor; es decir, se trata de saber si es el gobierno quien teme a los ciudadanos, o viceversa. En relación con ello, que cada cual discierna.
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