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07 julio 2008

SAN FERMÍN

Alguien señala, en cualquier instante del año: Siete de julio. Y, como un resorte, apostillamos: ¡San Fermín! Y cuando alcanza esta fecha el calendario, recomenzamos a ser conscientes de que esto es el estío, aunque, aquí, en este Norte cantábrico, no lo parezca. El verano es la patria de quienes nunca hemos querido crecer, de quienes no pretendemos envejecer. Pero, cada año, parece más breve, más efímero. En la rueda del Tiempo, nos toca ahora, a los que estamos cerca de los cincuenta, saborear lo inexorable de Cronos. Ya no quedan infinitas canículas porque la juventud se va sin que acertemos a buscar una fórmula que la retenga. Escribió José Hierro:
Cuando se hallaba el mundo a punto
de que el prodigio sucediese.
Cuando las horas esperaban
que unas manos las exprimiesen.
Cuando las ramas opulentas
deban su sombra a nuestras frentes.
Cuando en el mundo se morían
todos los tristes y los débiles.
Cuando el soñar, el sentir hondo,
cuando el beber ávidamente
la luz, la brisa, el agua, el aire,
eran primero que la muerte.
Cuando las tardes solitarias,
cuando los árboles más verdes,
cuando las conchas de colores
a nuestras madres sonrientes,
a nuestras novias de ojos grises
como la escama de los peces.
Cuando eran pena y alegría
nuestros amables timoneles
y no existía otro paisaje
que el que alzaba su luna enfrente:
mundo que abría cada día
sus lejanías, frugalmente.
(¿Eras así, tan sin palabras
primaverales que te expresen?
¿Tan de elementos terrenales:
arena, piedra, hierba, nieve?
¿Nombres de tiempos, de lugares
deshojados diariamente:
Piélagos, Hoces, Montes Claros,
octubre, enero, abril, noviembre?)
Yo no te pinto otros coloresque los colores
que tú tienes.
¿Eras así, mi paraíso,
rumor del agua cuando llueve,
hacha que hiere la madera,
fuego que incendia la hoja verde?
Yo no me acuerdo ya de aquello.
Un día tuve que perderte.
Cuando se hallaba el mundo a punto
de que el prodigio sucediese,
cuando tenía cada instante
un ritmo nuevo y diferente,
cada estación sus ubres llenas,
rebosantes de blanca leche…

El vate títuló Entonces a esta maravilla poética. Así me lo aprendí, ya hace mucho, y así lo recuerdo. Siete de julio. San Fermín.

01 julio 2008

EUROCOPA

Dijo Thomas Hobbes: Al deseo, acompañado de la idea de satisfacerse, se le denomina esperanza; despojado de tal idea, desesperación. Sí. Hemos ganado la Eurocopa y hemos satisfecho un deseo. A partir de ahora, la idea de satisfacer nuevos deseos ( como ganar el próximo Mundial) estará con nosotros. Tendremos ya, siguiendo a Hobbes, esperanza y no desesperación. Así sea.