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29 agosto 2007

PERSPECTIVAS ANTROPOLÓGICAS.

El llamado “buenismo” es una de las variedades del optimismo antropológico. Se trata de una visión benéfica de los seres humanos, de una negación de la maldad como algo intrínseco al Homo Sapiens Sapiens y, por tanto, como mero resultado de las estructuras sociales. En cierto modo, Rousseau redivivo. Pero las buenas intenciones nunca han asegurado resultados satisfactorios. Al fin y al cabo, no son las utopías otra cosa que sueños que, de hacerse realidad, se tornan pesadillas. La historia de los últimos cien años está llena de ejemplos. La democracia es el menos malo de los sistemas porque, en el fondo, parte de una buena dosis de pesimismo antropológico, a pesar de que éste haya sido siempre atribuido al fascismo. Falso. Fascismo y Comunismo fueron optimistas, en el sentido de creer en el hombre nuevo fruto de la nueva sociedad que ambos, cada uno a su manera, proponían. Sólo la democracia desconfía de semejantes objetivos y se plantea un sistema más realista. Por ello, resulta preocupante la nueva identificación entre democracia y buenismo.

28 agosto 2007

EL CONSTRUCTOR DE TEXTOS

Agosto se nos va, una vez más. Me levanto con la noticia de la muerte de Francisco Umbral. Mientras desayuno, un tertuliano radiofónico define al escritor como constructor de textos. Me gusta. Yo leía mucho al de Valladolid allá por el final de la adolescencia, que coincidió con el último franquismo y con el comienzo de eso que hemos dado en llamar la Transición. Eran otros tiempos. Supe de Umbral por la contraportada de un periódico regional al que llegaban sus columnas. Su lectura fue un descubrimiento. Más tarde fui leyendo sus libros, esa mezcla de ensayo, pseudonovela y autobiografía, esa especie de prosa poética, de canto a la literatura. Hasta que dejé de leerlo. El tiempo pasa y los gustos e intereses van cambiando. Pero su muerte me trajo el recuerdo de aquel tiempo de agitación y esperanza. Desaparece el autor, aunque nos deja su prosa. Y otro agosto que se va. Un año menos.

22 agosto 2007

COSAS DEL CLIMA Y DEL TIEMPO

Estamos en agosto, pero hace frío. Aquí en el norte, llueve con intensidad y el tiempo es desapacible. El planeta estará calentándose, pero, desde primavera, las temperaturas están por debajo de las medias más habituales. Y no sólo por esta cornisa cantábrica desde donde escribo. También en el resto de España. Sin embargo, nadie se acordará de ello en unos meses. Los telediarios, a medida que el Otoño avance y vaya llegando el Invierno, no dejarán de buscar el día, o la semana, en que las temperaturas sean más elevadas de lo "normal". Lo que sirve para el calor ( como demostración del archirrepetido "calentamiento"), no sirve para el frío. Tengo para mí que en el futuro, como antes, como siempre, habrá veranos e inviernos de todas las índoles. Como los que tengo en mi recuerdo. Iba a ser este un estío tórrido, según las previsiones, y está ocurriendo todo lo contrario. Si ya es poco fiable una predicción a un plazo mayor de una semana, ¿cómo aceptar las que se refieren a los próximos meses? ¿Y las que pronostican las próximas décadas?. Para entonces, todos calvos.

17 agosto 2007

La Red y Wikipedia.

Los "amanuenses" intercalaban comentarios o glosas en los libros manuscritos que copiaban. En el silencio de los largos días medievales, esos oscuros monjes, cuyos nombres no recordamos, contribuyeron a la salvaguardia del "Saber". El conocimiento sólo estaba entonces al alcance de una minoría. Después llegó la imprenta. Y, unos siglos más tarde, nació Internet. Consideramos, en general, a la Red como un espacio donde el saber se democratiza. Sin embargo, el asunto de la intervención en Wikipedia por parte de organismos, empresas u organizaciones de carácter internacional, debe ponernos en guardia. No es oro en la Web todo lo que reluce, como tampoco lo es en el mundo tangible y matérico del otro lado de la ventana. Nada es gratuito ni espontáneo. He recelado siempre de la información virtual y considero que no se puede navegar sin hilo de Ariadna, esto es, sin sentido crítico. Es internet una herramienta maravillosa y pone a nuestro alcance todo un piélago de datos y conocimientos. Pero lo maravilloso siempre tiene un precio. En este caso, ese precio no es otro que la necesidad de una buena dosis de escepticismo para enfrentarse a la pantalla, no como tabula rasa dispuesta para recibir la impronta, sino con cierto criterio y cierto fundamento. Es un aviso.

11 agosto 2007

PEREGRINOS.

Franquea mi domicilio un ramal del Camino de Santiago, el que se desvía desde León hasta Oviedo (“quien va a San Isidoro,y no a San Salvador, visita al criado y no al Señor”, dicen que decía el dicho). Es el camino cantábrico y marginal. Mientras desayuno, observo desde la ventana a parejas o grupos de peregrinos que, con su atavío inconfundible y sus mochilas, se detienen un poco para indagar una de las señales que orientan su periplo. Pasan por este rincón ovetense durante todo el año. Pero en verano es como una romería. Los veo aproximarse, dudar bajo mi ventana y, después de tomar el camino correcto, perderse entre los edificios. Siguen una ruta inmemorial, anterior al hallazgo del asceta Pelagio en tiempos de Alfonso II, y tal vez anterior al propio cristianismo. Buscan llegar a Santiago, o a Finisterre, o se trata de un simple viaje por dentro de ellos mismos. No lo sé. Pero que suerte la mía: los veo mientras desayuno.

04 agosto 2007

CAVILACIÓN POSVACACIONAL

He retornado a mi hábitat originario y cantábrico después de unas vacaciones en el Sur, en el dominio de la Luz. Durante el mes de julio, he combinado las playas gaditanas con algún que otro recorrido entre cultural y turístico. Para empezar, entre las lecturas que me acompañaron, tuvieron su sitio dos de los episodios de Pérez Galdós, los referidos a “Cádiz” y a “Trafalgar”. Hicieron más grato, e interesante, mi periplo por San Fernando ( donde se instituyeron aquellas primeras Cortes liberales) y por Cádiz. Fue una experiencia peripatética: caminando por el laberinto de la capital, pude cavilar sobre lo que fuimos y lo que somos, sobre la nación española y otras naciones. Todo ello sin olvidar que antes, e incluso mucho antes, otras gentes y otros pueblos contribuyeron a nuestro pasado y a nuestro presente: fenicios y romanos, sobre todo, tal y como comprobé en el excelente Museo Arqueológico gaditano, aportaron su grano de arena. En fin, los romanos lo hicieron en todas parte, pues, vayas donde vayas, hallarás su huella (en la Playa de Bolonia, ya cerca de Tarifa, se puede visitar un interesante asentamiento romano). Y, en relación con lo anterior, se huele por allí la cercanía de África, a tiro de piedra y de mirada. Se explica uno entonces la irrupción, fácil, del Islam ( en lo que fue laguna de La Janda, cerca de Vejer de la Frontera, y yendo hacia Tarifa, tuvo lugar la batalla de Guadalete). O sea, que la Historia está siempre ahí si queremos rumiarla y sentirla. No hemos inventado el mundo los contemporáneos. No deberíamos olvidarlo.