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29 octubre 2022

¿RACIONALIDAD?

 

La defensa de la racionalidad fue elemento constitutivo de la ideología originaria de todas las izquierdas que han sido.  La izquierda liberal (izquierda respecto al Antiguo Régimen, por seguir el esquema de Gustavo Bueno) tuvo su origen en la Ilustración, que abogó por la Razón y el Progreso, así con mayúscula.  Más tarde, verbigracia, la izquierda marxista alumbró aquello del socialismo científico.  Los ateneos libertarios o republicanos decimonónicos tuvieron como santo y seña la noción de ciencia y laicidad frente a la Iglesia que negaba a Darwin.  Pero no sé si hoy seguimos en lo mismo, pues las nuevas izquierdas, que hasta no hace mucho defendían la racionalidad, al menos de puertas hacia fuera, parecen haberla abandonado en favor de la verdad revelada, defendida de manera explícita y deviniendo así la Ciencia en Teología para explicación del dogma. Una verdad revelada que, por otra parte, parece emanar de los centros de poder mundiales (véase la ya manida Agenda 2030), corroborando aquella impresión, ya manifestada en este sitio, de que los antisistema eran en realidad el sistema. Ya no importan los datos ni los hechos, que, hasta hace poco se simulaba tener en cuenta, y, de manera clara y directa, solo importa el discurso, un todo que no se ve nunca afectado por los datos que atañen a una de sus partes.  Ha nacido una izquierda agustiniana, de Agustín de Hipona: Para el que quiere creer tengo mil razones, pero para el que no quiere creer no tengo ninguna.”

22 octubre 2022

ZWEIG

 

Stephan  Zweig, escritor de fama mundial durante el período de entreguerras, judío (por un accidente del nacimiento, como él mismo afirmó) y  activista de la paz, había nacido en el Imperio Austrohúngaro. Se suicidó, junto a su segunda Esposa, en febrero de 1942, en Petrópolis (Brasil), donde estaban residiendo entonces; se habían mudado allí el año anterior, en el contexto de la Segunda Guerra Mundial. Al desarrollo de la misma (era el momento del avance imparable del Reich) se atribuye la decisión de quitarse la vida; parece ser que ambos estaban convencidos de que el nazismo se extendería a todo el orbe.  Nos obstante, en la nota o “declaración” (pues con esa expresión la encabeza) de suicidio expresa que “comenzar todo de nuevo cuando uno ha cumplido sesenta años requiere fuerzas especiales, y mi propia fuerza se ha gastado al cabo de años de andanzas sin hogar. Prefiero, pues, poner fin a mi vida en el momento apropiado, erguido, como un hombre cuyo trabajo cultural siempre ha sido su felicidad más pura y su libertad personal, su más preciada posesión en esta tierra”. Que cada cual juzgue si tiene más peso la situación internacional o la propia depresión, o si ambas si alimentan mutuamente.  El caso es que decidió hacer mutis, y ver su libertad, como la de los otros, amenazada, fue, al parecer, clave para su final.  No voy a sacar, en este caso, conclusiones actuales.  Pero no estaría mal que, de vez en cuando, echásemos un vistazo al mundo para hacer balance.

15 octubre 2022

SOBRE EL CAMBIO.

 

En mis tiempos de escuela primaria, muy diferentes a estos, se transcribía,  en la enciclopedia que utilizábamos como libro de texto, una parábola sobre la “Divina Providencia”(sic).  En ese corto relato, un varón reposaba a la sombra de un manzano situado frente a un melonar; se preguntaba nuestro amigo porque las cosas, el mundo, eran como eran y no de otra manera, en una elucubración más o menos primaria, y filosófica,  sobre azar y necesidad; en un momento dado, descendiendo desde los razonamientos generales hasta lo más concreto y visual en su cadena de interrogantes que iban desde lo abstracto a lo tangible,  se preguntó por la razón de que los melones crecieran en la tierra y no en las ramas de los árboles y, estando en esa reflexión, le cayó, como a Newton,  una manzana en la cabeza. Pensó entonces: ¡Menos mal que no era un melón!.  Terminado el relato, la moraleja estaba clara: no pienses demasiado, acepta el mundo como es, sé obediente, vives en el mejor de los mundos posibles. La cuestión es si vivimos, o no, en el mejor de los orbes. Así lo era para Leibniz y Hegel, en el primero por aquello de la “armonía preestablecida” y, en el segundo, por el devenir dialéctico de la Idea.  Semejante presunción ha sido sometida, como sabemos, a muchas críticas, empezando por Marx y Engels, al dar la vuelta a la dialéctica hegeliana, pero no es eso lo que traigo aquí a colación, sino más bien el dilema entre estabilidad y cambio.  Porque es cierto que quien se atrinchera en ese mejor mundo de los posibles puede ser un peligroso enemigo de la libertad y del progreso (aunque hay quien piensa que el propio cambio, el progreso es una muestra de esa noción hegeliana, al ir mejorando el orbe en cada momento), pero no podemos negar el peligro fabulador de quien se sienta frente al melonar y cree filosofar aunque no tenga los rudimentos para ello.  ¿ Cuál de los dos tiene más peligro?

08 octubre 2022

SOBRE LOS POBRES,

 Se sigue hablando de los pobres como si la pobreza fuera una condición genética, innata, una característica intrínseca de quien la padece, como el color del pelo, la estatura o forma de la cara.  Igual valía eso para los tiempos preindustriales y, en concreto, para aquello que, referido a la Europa de la Edad Moderna, se conoce como Antiguo Régimen. Entonces, los pobres lo eran de solemnidad; la fuente de riqueza era la tierra, en manos de los estamentos privilegiados, y la movilidad social apenas  existía.  Tenía, en ese contexto, sentido la idea de reparto de la riqueza, pues la de esa época, la tierra, era entidad estática, tangible,  y susceptible, por ello, de reparto.  Y ahí, en ese período de nuestro pasado, parecen seguir anclados quienes peroran, con cierto sesgo muy reconocible, sobre la pobreza, que ya no es hoy idiosincrasia asible y objetiva, y defienden la idea de repartir algo tan inefable y etéreo como la riqueza de hogaño. Porque siguen diciéndolo, quienes lo dicen, y se quedan tan tranquilos en aras de una supuesta superioridad moral, propia  de wokes, izquierdistas o solidarios eclesiales, que de todo abunda en esos pagos. Es la idea de la economía como suma cero. En realidad, pobreza y desigualdad no son lo mismo.  Aconsejo que cada cual busque los datos de la reducción de la pobreza desde el siglo XIX, o que  intente leer versiones contrapuestas sobre el asunto. Se trata de huir siempre de verdades reveladas

01 octubre 2022

HAGIOGRAFÍAS.

 La hagiografía fue un género demandado en otros tiempos.  En el siglo IV,  Atanasio de Alejandría, interesado por el monacato, escribió la vida de San Antonio Abad.  Fue el origen de la vidas de santos tan demandadas en la Edad Media, sobre todo en lo referido a los martirios. Santiago de la Vorágine, dominico del siglo XIII, escribió la Leyenda Áurea, tarea a la que dedicó, según se dice, la friolera de tres décadas. Los martirios descritos se incorporaron al imaginario cristiano occidental e inspiraron la obra de pintores y escultores, únicos alimentadores del repertorio iconográfico durante siglos. Con el tiempo, nuestras sociedades se hicieron laicas, y aparecieron nuevos medios de creación de arquetipos, como la fotografía, el cine, la televisión o, más recientemente, las redes sociales.  Lo que fueron vida de santos son ahora descripción y ensalzamiento de otra vidas o peripecias, en una nueva hagiografía que recoge las acciones de los santos laicos, como deportistas, escritores, políticos, activistas……Seguimos consumiendo melodrama.  Hoy y siempre