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30 diciembre 2006

ASESINOS FILOSÓFICOS

Andamos todos bailando al son que tocan los de las pistolas, que son asesinos pero con concepto, y no matan por vicio sino por necesidad filosófica. Y yo que creía que esos tiempos ya habían pasado, que pertenecían a un pretérito derogado por eso que se dio en llamar “unidad de los demócratas”, expresión que sonaba a noción metafísica y/o escolástica, pero que sirvió para designar esa solidaridad que une entre sí a quienes se resisten a que los maten frente a sus potenciales ejecutores.
El caso es que, ahora, lo de la unidad de los demócratas se va diluyendo en un piélago de dubitaciones, intereses y maniobras estratégicas; mientras tanto, los asesinos filosóficos (repito: matan porque sus principios y metas se los exigen), que se estaban quedando en asesinos a secas, vuelven a recuperar el adjetivo que los habilita para ser tenidos en cuenta.
Ya pueden estar contentos los filósofos de la pistola y los amigos que, sin ella, sí tienen punto de mira. Cautiva y desarmada la unidad de los demócratas, están cerca de alcanzar algunos de sus filosóficos objetivos.

FIN DE AÑO Y UN RECUERDO: EL EFECTO 2000


Mañana, último día del año. Nochevieja. Podría, en este sitio, escribir una cavilación sobre el año que acaba y enumerar buenos deseos para el que empieza. Pero, más que eso, y no sé por qué, me asalta el recuerdo de aquello que se llamó “efecto 2000”, como expresión que fue de lo que podríamos denominar milenarismo tecnológico. Su origen habría que buscarlo en la necesidad, por cuestiones de espacio, de representar los años cronológicos con dos dígitos, y así hicieron los programadores de los años 50 y 60. Como consecuencia, el cambio de 1999 a 2000 podía provocar graves problemas para los programas basados en el tiempo. ¡ Qué oportunidad para los numerosos amantes del catastrofismo, que anunciaron un caos que podría afectar a toda una serie de mecanismos en los que se basa nuestra vida, desde semáforos hasta reactores nucleares, ascensores, cajeros automáticos, equipos quirúrgicos, etc.! Pero llegó el día mas no se acabó el mundo y todos, entonces, nos olvidamos del dichoso efecto. ¿Por qué recuerdo esto? Muy sencillo: hay otros milenarismos y otras profecías que siguen vigentes, revestidas también de técnica y de cientifismo. Ahí están, sin ir más lejos, las previsiones demográficas o ambientales. En conclusión, y visto lo visto, ¿debemos fiarnos de los oráculos de la catástrofe si se visten con el ropaje de lo supuestamente científico? Nada más. Feliz año 2007.

29 diciembre 2006

HANNAH ARENDT

Retornan a las librerías las obras de Hannah Arendt. Esta pensadora teutona y judía (es ello posible), que escribió sobre el Poder y el Totalitarismo, regresa estas navidades entre un marasmo de publicaciones que llenan las estanterías de los establecimientos con libros. Hija del siglo XX, miembro de una élite intelectual ocupada por los varones en su contexto temporal, tuvo relación con Heidegger, a quien defendió durante el proceso de desnacificación de Alemania. Tal vez su principal reflexión sea la relacionada con el totalitarismo, del que fue espectadora en directo. Y, en relación con ello, destaca su equiparación del comunismo con el nazismo, unidos, entre otras cosas, por el nexo del antisemitismo. No es, por ello, casualidad su regreso a través de la reedición, porque, hoy, como ayer, el antisemitismo parece unir a la izquierda con cierta derecha europea y con los nostálgicos del fascismo. Desde ciertos movimientos antiglobalización hasta los jóvenes cachorros neonazis, pasando por todo un espectro de gentes de izquierda y de derecha, el antisemitismo se muestra como una dimensión que, en mayor o menor medida, forma parte de distintas ideologías. Y el totalitarismo acecha tal vez a nuestras sociedades; más próximo de lo que pensamos, va inoculando poco a poco nuestras conciencias sin que nos demos cuenta. Y quien quiera entender que entienda.

27 diciembre 2006

SODOMA, GOMORRA Y LA GULA

Retornan los pecados capitales. Ya no los hostiga y enumera la moral religiosa, sino el Ministerio de Sanidad. Siempre sospechó uno que esto acabaría sucediendo. La perdición y el vicio (Sodoma y Gomorra) deben ser destruidos ya no, como otrora, para salvar el alma, sino para conservar el cuerpo. Ya sé que, de momento, ese furor puritano se dirige sobre todo hacia las hamburguesas, pero no tardará en buscar otros instrumentos del Maligno, como, verbigracia, los chuletones. Se conforman, ahora, los liberticidas, con la comida rápida de sabor estadounidense, tal vez porque a una considerable parte del personal le excita y satisface cualquier clase de caña que se dé al Imperio. Pero todo se andará. Y, cuando llegue el momento, nos irán prohibiendo unos y otros alimentos en pos de la pureza de nuestra parte física. Todo pasa y todo queda, todo se va y todo vuelve. Al igual que ya no es posible distinguir a los solidarios de las damas postulantes, tampoco podremos diferenciar, dentro de un tiempo, a los predicadores laicos de los otros. La víctima, como antes, como siempre, será eso que llamamos libertad individual.

16 diciembre 2006

MESTER DE PROGRESÍA

Su expresión no se centra en la métrica, sino en la propia semántica. Lo políticamente correcto nace del eufemismo, pero va más allá. No se trata sólo de llamar a las cosas de otra manera para así proscribir lo poco estético o conveniente. Además de eso, se pretende cambiar la propia realidad del concepto definido. De este modo, la lengua se convierte en una suerte de alquimia de la palabra que, transmutando el objeto designado, confecciona un mundo nuevo y hecho a medida del sectarismo de sus postuladores. Algún día, desde el futuro, leerán, verán y escucharán nuestros documentos escritos, visuales o sonoros y admirarán esta capacidad creativa de nuestros políticos y de sus intelectuales más o menos orgánicos. Ya no importa la realidad; no es la ideología algo más o menos inductivo. Sólo la fabulación ideográfica y el deseo, sólo lo subjetivo. ¿A quién le importan los hechos si tenemos el verbo para designarlos? Eso es el mester de progresía.