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27 diciembre 2006

SODOMA, GOMORRA Y LA GULA

Retornan los pecados capitales. Ya no los hostiga y enumera la moral religiosa, sino el Ministerio de Sanidad. Siempre sospechó uno que esto acabaría sucediendo. La perdición y el vicio (Sodoma y Gomorra) deben ser destruidos ya no, como otrora, para salvar el alma, sino para conservar el cuerpo. Ya sé que, de momento, ese furor puritano se dirige sobre todo hacia las hamburguesas, pero no tardará en buscar otros instrumentos del Maligno, como, verbigracia, los chuletones. Se conforman, ahora, los liberticidas, con la comida rápida de sabor estadounidense, tal vez porque a una considerable parte del personal le excita y satisface cualquier clase de caña que se dé al Imperio. Pero todo se andará. Y, cuando llegue el momento, nos irán prohibiendo unos y otros alimentos en pos de la pureza de nuestra parte física. Todo pasa y todo queda, todo se va y todo vuelve. Al igual que ya no es posible distinguir a los solidarios de las damas postulantes, tampoco podremos diferenciar, dentro de un tiempo, a los predicadores laicos de los otros. La víctima, como antes, como siempre, será eso que llamamos libertad individual.

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