Vistas de página en total

28 noviembre 2021

NUEVA CLERECÍA,

 

Emerge una nueva clerecía.  La mayoría de sus miembros, como el ratón que ignoraba serlo, no parecen ser  conscientes de su pertenencia a la misma.  Pero ahí está.  En muchos casos, se asemeja bastante a la del Antiguo Régimen, pues exhibe ciertos sesgos estamentales.  Sin embargo, lo mollar en ella es la defensa del poder espiritual de nuestros días, de la moral dominante, que deviene  imposición de hábitos, costumbres y vocabulario, siempre por el bien del resto.  Ya no queda, pues, rastro de aquel orden eclesiástico anterior a las revoluciones burguesas, y ni siquiera de los curas, sobrios y severos, que conocimos, los que ya vamos avanzando en la edad, durante nuestra infancia, pero la nueva clerecía se les iguala mucho en voluntad de imposición.  Es posible que, en la de ahora, , haya también curas y seglares; se parecen, sea como sea,  en que, esta y aquella, proceden  como apéndice moral del Poder con el propósito de moldearnos cada día y de evitarnos el  Mal, que no sé si es el mismo que otrora, para conducirnos al Bien, versados ellos en lo que todos necesitamos.  ¿Quiénes son?  No hace falta elucubrar mucho: todos los que nos muestran el camino marcado e intentan que no nos salgamos de su trazado.  Están por todas partes. Y, como siempre, son bastante obedecidos.

21 noviembre 2021

ESCOHOTADO

 

Conozco, de improviso, la noticia de la muerte de Antonio Escohotado.  Me estremece de manera especial, pues creo que su óbito deja un poco más huérfanos, en estos tiempos de pensamiento único y neoescolástico, a los amantes de la libertad individual.  Antonio fue filósofo, así se le cataloga, pero sobre todo adalid del individuo frente a las fuerzas del leviatán totalitario.  Escribió, en su momento, y desde la cárcel, una historia de las drogas, con las que experimentó y cuyo uso libre defendió.  Pero, en las últimas dos décadas, se adentró por otros derroteros, desenmascarando a los “enemigos del comercio”, en una trilogía apabullante en la que se percibe su grandeza intelectual.  Fue un provocador, ese moscón o tábano, a la manera de Sócrates, que pone de relieve las contradicciones e insuficiencias del pensamiento ortodoxo.  Al igual que Gustavo Bueno, otra pérdida irreparable,  y también procedente del universo de la Izquierda, se mutó en ese elemento crítico que renueva y hace útil el pensamiento, aunque la nueva progresía, formada en gran parte por clérigos laicos, inductora de verdades reveladas o posverdades mendaces y propagandísticas,  ignorase a ambos por salirse del redil de la ortodoxia.  Descanse en paz Escohotado.

15 noviembre 2021

ISOMORFISMOS

 

Hay películas de Serie B con intríngulis.  Una de ellas es  La invasión de los ultracuerpos”, que vio la luz en 1978, basada en una novela de 1955, “The Body Snatchers” (“Los invasores de cuerpos”). Trata sobre como unos  microorganismos, originarios  de un distante planeta, han llegado a la Tierray ocupan, de manera progresiva,  las mentes de sus habitantes, que se van transmutando poco a poco.  La idea y la trama parecen una genialidad adaptable a muchas de las cosas que suceden  en nuestro orbe, y  alegoría de ciertos procesos sociales, o políticos, desarrollados en distintos momentos. La cuestión reside en identificar quienes son, en la realidad, y en cada caso,  los extraterrestres, y cuáles sus reales intenciones; en ese aspecto, película y novela recuerdan un poco a “La Guerra de las salamandras”, de Karel Kapek.  Pero, en el presente, si uno la  ve de nuevo, puede que, de pronto, empiece a identificar algunos  sentimientos, propios y aún no asumidos, y a iniciar un atisbo de identificación  con  aquellos que, en el filme aludido,  iban observando, sin entender lo que pasaba, el cambio subrepticio de sus congéneres y allegados.  Son tantas las concurrencias e isomorfirmos entre la película y lo que estamos viviendo que resulta difícil no establecer el paralelismo.

08 noviembre 2021

REBELDÍA.

 

Con la edad provecta, y, curiosamente, no antes, uno se va haciendo adepto a la rebeldía como una manera aceptable de estar en el mundo. Pero entiendo que la única rebeldía posible es la individual, que suele perseguir la libertad; hay rebeldías más colectivas, pero persiguen, en general, otras cosas, no siempre recomendables. La rebeldía, unida a la desobediencia bien encauzada, nos hace humanos, pues es, sin duda, nuestra parte individual  la que nos convierte en lo que somos, esos seres diferentes del resto de la fauna. Hay ahora quienes no creen en esa diferencia, o no la valoran; late bajo ello el viejo demonio del colectivismo, que siempre reaparece cambiando su apariencia.  En su nombre, acostumbran a desarrollarse distintos tipos de eso que podríamos denominar rebeldías colectivas, que se suelen compendiar, casi siempre, en la aspiración a iniciar un viaje cuyo punto final habrá de ser, no el sueño prometido, sino la pesadilla de la opresión.

01 noviembre 2021

DOGMAS DE HOY.

 

Pensar contra la corriente del tiempo es héroico; decirlo, una locura
EUGÈNE IONESCO.

La afirmación es inquietante, pero reveladora.  Los mitos de cada tiempo, que no el logos, imponen una gnosis dominante.  Es una marea, o tsunami, que anega y exige, incesante e inasequible al pensamiento.  Quienes quieren mirar un poco más allá, se arriesgan al salto en el vacío, y necesitan algún tipo de red, en forma de acatamiento aparente de algunos aspectos del Dogma,  que sirva de parapeto para la caída.  Es lo que hay.  Nada nuevo.  En el universo del presente, ese discurso dominante, más fácil de imponer y controlar gracias a los medios tecnológicos, asciende niveles en su índole asfixiante; sustraerse al mismo, resulta inviable.  Asistimos a una ofensiva por tierra, mar y aire de las “verdades” de hoy, y toma así forma la frase de Ionesco, pues ya pensar contra esa corriente es arduo; no digamos intentar oponerse sin caer en el limbo de lo demencial o lo ignorado.