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08 noviembre 2021

REBELDÍA.

 

Con la edad provecta, y, curiosamente, no antes, uno se va haciendo adepto a la rebeldía como una manera aceptable de estar en el mundo. Pero entiendo que la única rebeldía posible es la individual, que suele perseguir la libertad; hay rebeldías más colectivas, pero persiguen, en general, otras cosas, no siempre recomendables. La rebeldía, unida a la desobediencia bien encauzada, nos hace humanos, pues es, sin duda, nuestra parte individual  la que nos convierte en lo que somos, esos seres diferentes del resto de la fauna. Hay ahora quienes no creen en esa diferencia, o no la valoran; late bajo ello el viejo demonio del colectivismo, que siempre reaparece cambiando su apariencia.  En su nombre, acostumbran a desarrollarse distintos tipos de eso que podríamos denominar rebeldías colectivas, que se suelen compendiar, casi siempre, en la aspiración a iniciar un viaje cuyo punto final habrá de ser, no el sueño prometido, sino la pesadilla de la opresión.

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