DOGMAS DE HOY.
“Pensar contra la corriente del tiempo es héroico;
decirlo, una locura”
EUGÈNE IONESCO.
La afirmación es inquietante, pero reveladora. Los mitos de cada tiempo, que no el logos,
imponen una gnosis dominante. Es una
marea, o tsunami, que anega y exige, incesante e inasequible al
pensamiento. Quienes quieren mirar un
poco más allá, se arriesgan al salto en el vacío, y necesitan algún tipo de
red, en forma de acatamiento aparente de algunos aspectos del Dogma, que sirva de parapeto para la caída. Es lo que hay. Nada nuevo.
En el universo del presente, ese discurso dominante, más fácil de
imponer y controlar gracias a los medios tecnológicos, asciende niveles en su
índole asfixiante; sustraerse al mismo, resulta inviable. Asistimos a una ofensiva por tierra, mar y aire
de las “verdades” de hoy, y toma así forma la frase de Ionesco, pues ya pensar
contra esa corriente es arduo; no digamos intentar oponerse sin caer en el
limbo de lo demencial o lo ignorado.
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