NUEVA CLERECÍA,
Emerge una
nueva clerecía. La mayoría de sus
miembros, como el ratón que ignoraba serlo, no parecen ser conscientes de su pertenencia a la misma. Pero ahí está. En muchos casos, se asemeja bastante a la del
Antiguo Régimen, pues exhibe ciertos sesgos estamentales. Sin embargo, lo mollar en ella es la defensa
del poder espiritual de nuestros días, de la moral dominante, que deviene imposición de hábitos, costumbres y vocabulario,
siempre por el bien del resto. Ya no
queda, pues, rastro de aquel orden eclesiástico anterior a las revoluciones
burguesas, y ni siquiera de los curas, sobrios y severos, que conocimos, los
que ya vamos avanzando en la edad, durante nuestra infancia, pero la nueva
clerecía se les iguala mucho en voluntad de imposición. Es posible que, en la de ahora, , haya
también curas y seglares; se parecen, sea como sea, en que, esta y aquella, proceden como apéndice moral del Poder con el propósito
de moldearnos cada día y de evitarnos el Mal, que no sé si es el mismo que otrora, para
conducirnos al Bien, versados ellos en lo que todos necesitamos. ¿Quiénes son?
No hace falta elucubrar mucho: todos los que nos muestran el camino
marcado e intentan que no nos salgamos de su trazado. Están por todas partes. Y, como siempre, son
bastante obedecidos.
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