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16 diciembre 2006

MESTER DE PROGRESÍA

Su expresión no se centra en la métrica, sino en la propia semántica. Lo políticamente correcto nace del eufemismo, pero va más allá. No se trata sólo de llamar a las cosas de otra manera para así proscribir lo poco estético o conveniente. Además de eso, se pretende cambiar la propia realidad del concepto definido. De este modo, la lengua se convierte en una suerte de alquimia de la palabra que, transmutando el objeto designado, confecciona un mundo nuevo y hecho a medida del sectarismo de sus postuladores. Algún día, desde el futuro, leerán, verán y escucharán nuestros documentos escritos, visuales o sonoros y admirarán esta capacidad creativa de nuestros políticos y de sus intelectuales más o menos orgánicos. Ya no importa la realidad; no es la ideología algo más o menos inductivo. Sólo la fabulación ideográfica y el deseo, sólo lo subjetivo. ¿A quién le importan los hechos si tenemos el verbo para designarlos? Eso es el mester de progresía.

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