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11 diciembre 2020
CADENAS
“Es difícil liberar a los necios de las cadenas que veneran”
El
contexto de Voltaire es el de la crítica ilustrada a la religión, a la
oscuridad y a la superstición enfrentada al ejercicio racional. Y, en general, el de la crítica al Antiguo Régimen y el
Absolutismo. Pero apliquemos el viejo mutatis
mutandis para cavilar acerca de qué tiene de adaptable, en nuestros días,
la sentencia del pensador francés.
¿Existen las cadenas? No me atrevería
a afirmar que, en algún momento, hayan desaparecido del todo.
Pueden mutar los conceptos, las razones esgrimidas para la servidumbre,
pero las cadenas son siempre las mismas.
Están fuera de nosotros, pero también dentro, en nuestra psique. No
pensemos que todo se reduce a la presencia, en cada tiempo y lugar, de unos
opresores, como avatares que se suceden
y replican para operar en un determinado contexto religioso y/o
ideológico. La sumisión
está en nosotros; la interiorizamos y la
forjamos nuestra para mejor enfundarnos las cadenas. No solo los necios, como afirma Voltaire.
Todos tendemos a ellas en pos de esa seguridad que el miedo nos hace anhelar.
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