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16 mayo 2019

LIBERTAD Y NO.


"Si quieres seguridad total, ve a la cárcel. Allí serás alimentado, vestido, con atención médica y así sucesivamente. La única cosa de  que carece es la libertad."
  Dwight D. Eisenhower

Tal vez la sentencia resulte harto sencilla y obvia. Y que su autor no sea del gusto de muchos por su inclinación hacia el otro lado, o al lado que media humanidad considera el lado oscuro. Pero no parece refutable. Sólo la esclavitud es gratis.  Las cárceles, cómo las llamadas jaulas de oro, nos garantizan lo elemental en términos materiales. Pero falta el detalle denominado libertad. Sabemos lo que ocurrió no hace tanto: paraísos terrenales que construyeron muros para que la gente, ignorante de su felicidad,  no huyese, y  que nacieron de utopías concebidas como sueños que,  convertidos en pesadillas,  son añorados, por una parte de los ciudadanos,  en el presente.  El odio a la libertad es la fuente del Mal. Huyendo del libre albedrío nos amparamos en cualquier posada, sin reflexión previa sobre  lo que hay dentro de la misma. La libertad es incertidumbre,  pero también culminación del individuo. La seguridad, en los falsos paraísos inducidos, culminación de nuestra parte más zoológica. Lo afirmo Robert Ardrey,  allá por los años 70, en plena vorágine de la Etología: nuestra parte colectiva es la que más nos acerca a los animales. Nunca pensemos, cómo Vladimir Ilich, que para qué la libertad. Simplemente para ser libres. Pero los liberticidas están siempre al acecho, prestos para admitir cualquier doctrina que, llevada a la práctica , y construida sobre la moralina del engaño,   nos conduzca a la nada de la cárcel segura y confortable.  Estemos alertas.

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