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19 febrero 2022

ECO Y EL MUNDO OBJETIVO.

 

Siempre admiré a Umberto Eco;  algunos de sus escritos forman parte de mis papeles de cabecera. Lo que  no quiere decir que asuma acríticamente cualquier aserción suya.  Por ejemplo, en una de sus frases afirmaba que “he llegado a creer que el mundo entero es un enigma, un enigma inofensivo que se vuelve terrible por nuestro loco intento de interpretarlo como si tuviera una verdad subyacente”.  Comparto que el mundo es una incógnita y muchas interpretaciones del mismo se convierten en un peligro para nuestra libertad, pero no creo del todo en la inexistencia de una verdad objetiva.  Ya sé que el paradigma posmoderno trocó la veracidad por discursos sobre la misma.  Pero si aceptamos el mundo objetivo, que en ello se ha basado lo que denominamos Ciencia, hemos de aceptar que existe una realidad de las cosas; podremos vislumbrarla o no, acercarnos más o menos a su contexto, pero tiene que existir, salvo que nos hundamos en el solipsismo o en un  puro relativismo , lo que supone dejar el conocimiento al albur de lo subjetivo.  Hemos de decidir si pensamos un orbe inteligible o si, por el contrario, consentimos, en nuestras reflexiones, rumiar acerca de un laberinto de imposiciones fundamentadas en eso que se ha dado en llamar posverdad.  Por lo demás, siempre Eco en mis lecturas.

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