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02 marzo 2006

CUARESMA Y MAQUIAVELO.

Después del miércoles de ceniza, ha llegado la cuaresma, aunque se alarguen las ceremonias carnavalescas en muchos lugares, por eso de rebuscar el fin de semana más apto y competitivo para el regocijo de organizadores y hosteleros. El primer augurio de la vuelta a la mortificación propia de este lapso temporal del año religioso ha sido la subida de los tipos de interés. Eso sí que es una brida para el desenfreno y el hedonismo que, entre otras cosas, suponen una cierta cuota de consumo. El bolsillo nos punza a todos, por encima de credos o ideologías. Yo, por si acaso, estoy releyendo a Maquiavelo. Lo hago por lo bien que expresa eso que se dio en llamar "condición humana" y no por un recuerdo de los adjetivos derivados de su apellido, que también tendrían su aquel en estos tiempos de mudanza y acarreo. También porque es una buena manera de aguardar el advenimiento de la primavera, que no enmendará todos los males pero, al menos, supondrá una primicia atrayente en forma de hormonas y esperanza.

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