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27 marzo 2006

EL SENTIDO CRÍTICO

No siempre en la realidad vencen los buenos como ocurre, casi siempre, en el cinematógrafo. Señalaría, incluso, que, en el orbe sublunar de cada día, suelen triunfar los viles. “Dios ayuda a los malos cuando son más que los buenos”; lo sabían ya en la Edad Media. A veces no es que sean más, sino que cuentan con la inacción, la ofuscación y/o el autoengaño de quienes deberían de estar a este lado de la línea. Lo maquiavélico, entendido como la disociación entre ética y política (verbigracia) es un modus vivendi y operandi bastante frecuente. Añadamos que todo puede ser argumentado con la retórica y oratoria precisas, junto con la clonación hasta el empalago de un determinado mensaje para así mutar en aseveración indudable y juiciosa cualquier falacia.
Frente a todo ello, gozamos del pensamiento, del sentido crítico que nos hace seres racionales aspirantes a una cierta dosis de libertad intelectual. En mis tiempos universitarios, ese sentido crítico se consideraba como condición sine qua non de la inteligencia. Irrefutable. Pero algunos ( o muchos), embrollando el cielo con el dedo que apunta, hicieron de las conclusiones del método en un momento dado, una especie de verdad atemporal, sin comprender que, siendo siempre el mismo el sentido crítico, sus objetivos y elucubraciones van variando. Estos que digo se han quedado anquilosados (pero con poder) y ya no manejan aquella dialéctica (¿delicuescente?), aunque parecen ignorarlo tachando de retrógrados a los que han resuelto utilizar el ya citado sentido con los parámetros actuales. Mas, ¿quiénes son los reaccionarios del presente? Apliquen su sentido crítico y ganarán la respuesta. Saludos.

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