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09 marzo 2006

MUJERES SEGÚN DONDE

Se celebró ayer el “Día internacional de la mujer”, antes llamado de la “mujer trabajadora”. Se trata de uno de esos días del año consagrado, en la ortodoxia laica, a un loable objetivo. El Decálogo nos insta a santificar las fiestas y esta nueva hagiografía de lo políticamente correcto entra, a mi entender, en la obligación arquetípica impuesta por los mandamientos.
En concreto, el 8 de marzo, ofrecido a la Mujer, con mayúscula, podría ser la gran coyuntura para tomar postura a favor de las féminas sojuzgadas a lo largo y ancho de las tierras emergidas. Por ejemplo, en el mundo islámico, desde Afganistán a Irán, por anotar algunos casos sangrantes. Pero todo, o casi todo, de lo leído y oído por estas fechas se refiere a Occidente, a la discriminación positiva, a las cuotas y demás procedimientos igualadores de nuestro universo democrático y capitalista. Casi nada se dice de las otras, de las que son silenciadas y vetadas de toda actividad pública, sino mutiladas, maltratadas o asesinadas. ¿Dónde están las feministas para esto? ¿Acaso no acaba de afirmar algún dirigente ilustre, tomando palabras de una señora ya desaparecida, que, de ser mujer, su patria sería el mundo? Pues mala patria es esa; en gran parte de ella las mujeres conocen una situación odiosa y precaria.
Pero la actitud prosternada y claudicante parece ser la misma que en el caso de las viñetas ya famosas: SILENCIO (tal vez pactada “omertá”), no se vayan a ofender los liberticidas del otro lado. Igualdad, discriminación positiva y cuotas, sí, pero para las de aquí, que las de allá habitan otra cultura, otra civilización. ¿Debemos aliarnos con ella?

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