TEMPUS FUGIT
“Tempus fugit”,
latinajo manido, pero incuestionable.
Nuestra vida es breve, e insignificante en el contexto del carillón
cósmico. Siempre codiciaron los poderosos que, por el contrario, la
percibiéramos larga, para así inocular el miedo a perderla como inicio para el
resto de miedos que la opresión conlleva.
Durante largos siglos, se utilizó la otra vida, la eterna, como fuente
de pavor ante la condenación infinita en días y horas. Más tarde, en el presente, verbigracia, nos
prometen una existencia larga si nos portamos bien: la alimentación, y otras
revelaciones laicas, son el paradigma.
Pero no es verdad; nuestro vivir
es transitorio y fugaz. Detrás de
todo, está siempre el miedo, sin el cual la imposición y la eliminación de la
libertad resultan imposibles. Y el miedo
vuelve siempre, con un ropaje o con otro, con apariencia incluso de opción
razonada y razonable. Por acabar con
otro latinajo, mutatis mutando.
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