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12 marzo 2021

RELIGIÓN LAICA.

 

Leí en algún sitio, sin que tenga remembranza clara ni del autor ni del escrito concreto, que lo “cívico” consiste en reducir a mínimos lo obligatorio, vedando, para ello, el acceso a las magistraturas a quienes pretendan lo contrario. Bonita propuesta, que asumo y hago mía, pero que choca con la evolución de las cosas del pensar de un tiempo a esta parte. Vuelve la Religión, que no era mera cuestión de dioses o rituales, sino que parece una necesidad de nosotros los humanos y se relaciona, sobre todo, más que con la cuestión de  “religar”, con la ortodoxia y la herejía, y también con el miedo y la imposición de hábitos y discursos.  Si así lo entendemos, la religión sigue ocupando lugar preferencial en este orbe occidental; religión laica, pero religión al fin y al cabo:  no nos asustan con la otra vida, pero sí con esta de acá, pues, cada vez más, nos imponen costumbres y creencias, alimentos e ideologías.  Día a día, nos acercamos más a aquella situación jurídica que se atribuía al comunismo, en el que lo que no estaba prohibido, era obligatorio.  Todo ello, a través de los vericuetos de la nueva fe, variados pero con ejemplos diáfanos como, por ejemplo, la ecolatría y la fascinación con la madre Tierra.  Acabaré por darle la razón a Chesterton cuando afirmaba aquello (que nunca compartí por mi ateísmo) de que cuando se deja de creer en Dios, se cree en cualquier cosa.

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