Neolenguaje y obediencia. He ahí la
realidad. El Gran Hermano crea las palabras y designa cada cosa, mientras un
enjambre de súbditos sumisos ejecuta sus designios. “Había una vez un ratón que nunca supo que
era un ratón…”; así empezaba, mediante voz en off, una serie televisiva de los años
setenta, dirigida y protagonizada por
Adolfo Marsillach, haciendo referencia metafórica a la ignorancia de muchos
seres humanos sobre su propia naturaleza..
Ignaros, en general, de nuestra propia condición, amparamos una
peligrosa deriva de nuestras sociedades sin ser conscientes de ello. El nuevo lenguaje y la asunción de la ortodoxia
(de esta de hoy, como hubiéramos, a lo mejor, asumido las de otros tiempos, si nos
hubiera tocado). Mutatis mutandis.. Y es así como los sueños suelen devenir
pesadillas.
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