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02 mayo 2020

AQUILES.


    Todo existe en los clásicos.  En estos días de medidas profilácticas, investigo dónde se ubica el justo medio, esa  virtud aristotélica, entre la seguridad razonable y la monomanía, y apelo a Aquiles.  Todo arranca del repaso de informaciones y aserciones varias, alojadas en la prensa y en las redes sociales, y alusivas a consejos sobre rutinas a ejercer, con el designio de evadir el contagio, cuando se retorna a casa: zapatos fuera, ropa lavada a temperatura, limpieza de cada objeto…Aquiles buscó la invulnerabilidad, como Sigfrido, pero la maldita hoja pegada a su talón le dejó un intersticio de indefensión; y por ahí murió el héroe de la guerra de Troya.  La flecha emponzoñada, el virus en este caso, puede estar en cualquier resquicio, aun acatando las rutinas referidas…Siempre se nos puede olvidar, en su ejecución mecánica,  algún nimio pormenor.  La seguridad absoluta no existe.  Deberíamos estar al corriente.  Y, en el fondo, lo estamos.

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