SIMULACIONES.
Se ha llegado a esbozar,
desde una perspectiva científica, la presunción
de que vivimos en una simulación, en un matrix sin sustrato biológico,
obra de una civilización poshumana o de algún individuo, quizá
corporación, que, incluso, podría formar
parte de otra simulación que lo contuviera.
Se ha afirmado que son muchas las
probabilidades de que las cosas sean así.
Sin ir tan lejos, Baudrillard se refirió al simulacro, aunque se ha
rebasado en bastante, hoy en día, lo que el pensador estableció, pues ese simulacro se aloja ahora en las redes
sociales y se torna indiscernible, en esta época de fakes, desinformación y
demás. Paul Watzlawick se pregunta, en
el título de su libro, si es real la realidad.
Desconozco si existen infinitas realidades, y no una sola, o si es
una pura cuestión de percepción, pero el tiempo presente nos muestra lo
irreductible de la ideología en términos racionales. Ya ocurría con la Religión, es decir, ha
ocurrido siempre, aunque agravado ahora por esa realidad virtual que, poco a
poco, deviene hegemónica. Goebbels o Münzenberg se frotarían las manos. Por eso
sus epígonos, subsidiarios de un poder superior a ellos, operan ahora sin descanso
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