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13 noviembre 2016

POPULISMO.

Se juzga que el vocablo populismo está impregnando este presente caótico y difuso.  Se esgrime el término para definir a una serie de opciones políticas que parecen tener en común su rechazo de los partidos políticos designados tradicionales y, en relación con ello, del propio sistema y sus relatos.  Así visto, se trataría de una suerte de dimensión transversal adaptable a alternativas muy disímiles a pesar de sus puntos de vista comunes en lo formal.   Hasta ahora, uno sólo recuerda el uso de esta locución en la Rusia decimonónica (los populistas o "eseritas" del socialismo agrario en el contexto del zarismo) o también en la antigua Roma, referido a los partidarios del pueblo (como los Gracos) frente al partido aristócrata (optimates) encabezado por Cicerón.  Se trata, en lo concerniente a estos dos ejemplos, de contextos históricos muy distintos y alejados, pero poco extrapolables a la realidad presente, porque, en nuestro marco actual, la expresión populista se aplica a diestro y siniestro con poca precisión y más como un mantra de lo políticamente correcto que como un esclarecimiento de la situación.

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