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12 noviembre 2016

LOS NOMBRES DE ESPAÑA.

Resultado de imagen de ALFABETO IBERICO Puede que el nombre, o la denominación, que atribuimos a una realidad concreta sea baladí, por aquello de que el hábito no hace al monje.  Pero este asunto, el de los nombres de España, figuraba, antaño, en la primeras páginas de cualquier manual dedicado a nuestra Historia. En los textos que se conservan de los romanos,  éstos emplean siempre el nombre de Hispania (citada por primera vez hacia el 200 AC por el poeta Quinto Ennio), mientras que en los textos conservados de los griegos,  éstos emplean siempre el nombre de Iberia. Respecto a este último, creían los geógrafos antiguos que "iberos" era denominación que correspondía sólo a los habitantes de la actual provincia de Huelva, entre quienes corría el río "Hiberus", habiéndose extendido el gentilicio a todos los habitantes  del sur  y levante.  La literatura griega utilizó Iberia incluso en época romana, cuando ya se había impuesto en latín el término Hispania.  Y sobre Hispania, se desconoce su procedencia, si bien existen distintas interpretaciones,que suelen hallarle un origen fenicio,  como la que, partiendo de la raíz SPN,  propone la significación de "tierra de conejos, amparándose en un texto de Catulo,  o la que, allá por el siglo XVIII, apuntó Cándido María de Trigueros, haciendo corresponder Hispania con "tierra del norte"; incluso se ha propuesto la significación de "tierra donde se forjan los metales".  También se ha buscado  el origen en "Hesperia", en relación con las Hespérides y la mitología griega.  Otro nombre que se dio fue el de Ofiusa ( en la "Ora Marítima" de Avieno, que recoge un "periplo" o descripción de un supuesto viajero allá por el siglo VI A.C.); ofiusa viene a ser "tierra de reptiles", lo que ha dado lugar a interpretaciones variadas.  Pero, sea como sea, al final acabó por imponerse Hispania, que supuso una primera unidad de los pueblos de la Península desde la óptica romana.
                 Todo lo anterior es consecuencia del desconocimiento de la lengua o lenguas prerromanas que se hablaban en Hispania, pues, en esa difusa etapa protohistórica, aunque disponemos de los primeros escritos referidos a lo que hoy es España, son testimonios de otros y no de sus propios habitantes.

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