MITOS DE AYER Y DE HOY.
El mito del siglo XX es el título de un libro del filonazi Rosenberg, en el que desgranaba su versión del racismo.
El mito se suele pensar como contrapuesto, en principio, al logos, aunque no esté
tan claro su antagonismo. Sea como
sea, y eso es otra cuestión, expresa una
manera de explicar la realidad del mundo y del universo. El de la raza fue sin duda un mito, a pesar
de que presentara apariencia científica y fingiera basarse en la entonces
incipiente Antropología, tanto física como cultural, la primera computando
cráneos para llegar desde lo taxonómico al determinismo psicológico, y la
segunda expresando eso mismo en términos de cultura. Pero era solo un paripé,
no la antropología en si misma, sino su uso por los proto-racistas para justificar lo no admisible, ni
aceptable, en términos de raciocinio.
Por eso fue el de la Raza el gran mito de la primera mitad del siglo XX. Y acabó como acabó. Ahora, en el siglo XXI, parece surgir otro mito imparable, el de la
Naturaleza, que, por cierto, tiene también en Alemania un foco sustantivo. La
Naturaleza, sustantivada, termina por ser el origen de toda una especie de
religión o dogma totalitario, y parece estar culminando en eso que se viene denominando
cambio climático. Este también finge apoyarse en la ciencia, pero cada vez se
va viendo con mayor claridad hacia qué
vericuetos nos encamina. ¿Nos daremos cuenta antes de que sus iluminados ideen
otra solución final?
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