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28 enero 2023

INDOLENCIA.

 

Resulta extraña la indolencia de la gran mayoría, sobre todo de la porción culturizada ( o menos asnada) ante las tropelías del poder. Ya sé que es posible que vivamos tiempos de oclocracia, esa declinación de la democracia, según Aristóteles. Aun así me resisto a la impunidad de los liberticidas, tal vez porque pienso,  ingenuo de mí, que estos días debieran ser  mejores que otros precedentes, y que a esta versión de los malos, la de hoy,  les sería arduo alcanzar sus objetivos. Pero no. Al final, ellos se imponen una y otra vez, en ese repetición cíclica, o eterno retorno, de los mitos de siempre. Lo del logos fue, estoy cada vez más convencido, una simple cuestión ornamental en la que creyeron entonces, y después, durante los siglos que siguieron, y hasta hoy, los ilusos postulantes de una realidad unívoca. Pero, claro, con Einstein nació el espaciotiempo y no hemos acabado de interiorizarlo. Ese déficit de asimilación, lo aprovechan ellos, los eternos opresores, para colarnos una vez más, el avatar que ahora toca. Y ni nos enteramos.

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