En
un principio, eran considerados “carcas” los apelados “ultramontanos”,
contrarios al incipiente liberalismo, y a los nuevos tiempos en general, allá
por el siglo XIX. Era la España de las
guerras carlistas. Con el tiempo, el
término carca se fue haciendo sinónimo de facha, reaccionario o refractario a
las novedades de la Razón, de la Ciencia y de la reforma social. Fueron carcas
los de “vivan las caenas” en la época de Fernando VII y, en
general, todos los contrarios a la
secularización de la sociedad. Hoy podríamos recuperar el término, pero el
calificativo cambiaría de bando, aplicable, en el presente, en los territorios de esa nueva, o no tan
nueva, Izquierda, proclive a las nuevas religiones laicas y a la negación de la
libertad individual. Qué tiempos
aquellos en que los pijos eran de derechas; entonces, era el mundo inteligible
en base a unos cuantos conceptos del manual progre de andar por casa. Pero, ahora, el asunto se complica: los pijos
están escorados a la Izquierda y los del “o sea” (por utilizar el estereotipo)
han cambiado de bando. Cosas del Tiempo
y de la Historia.
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