“El
tiempo y la malicia de los hombres introdujo tal cúmulo de leyes, que ya en el
día padecemos tanto con la multitud de ellas cuanto con los vicios. Para
expurgar los libros y mamotretos de los leguleyos, no bastan ya todas las
fuerzas de Hércules"
JUAN
DE MARIANA: De rege et regis institutione (Toledo, 1599)
Más del padre Mariana, quien fue cabeza
preclara de su época, no tan sombría por estos pagos como pretende la propaganda
de la leyenda negra. Se refiere, en ese caso, a la prodigalidad de normas
legales, que acaba siendo fuente de confusión y, a la postre, de injusticia. En el presente, y sobre todo
en nuestro ámbito heredero, jurídicamente, del Derecho Romano, se tiende a
legislar casi todo, en una obsesión por que nada, ni el más mínimo detalle, se
vaya al limbo de lo alegal. Lejos de considerar cada situación al amparo
genérico de leyes y normas abstractas, se considera que todo debe estar
enumerado en cada código, decreto o resolución de manera minuciosa y concreta.
Tal vez eso que se llamaba “espíritu de la ley”, que no era otra cosa que una
inoculación de sentido común al piélago de artículos que fundamentan el
Derecho, ya no existe. Por eso profundizamos en el error que Mariana
refería. Y no parece que haya intención de moverse en sentido contrario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario