PLURALISMO.
El
pluralismo ha venido siendo la base, y la esencia, de la democracia liberal.
Supone aceptar que existen distintas concepciones acerca de lo que está bien o
lo que está mal, y que todas, o casi todas, deben ser respetadas o
toleradas. Se fundamenta en un acuerdo
tácito sobre dónde está el Mal, y en
soslayar la imposición de lo que cada cual considere como Bien. Nada que ver
con el concepto de diversidad, pues esta no implica pluralismo sino variedad en
la unidad: diversidad cultural,
diversidad de género…….que se refieren a las variantes de un mismo tronco y no
suponen, en absoluto, una concepción plural del orbe. Puede haber inquisidores de la diversidad (de
hecho, proliferan en nuestros días), pero nunca del pluralismo, que, por otra parte,
parece estar en peligro de extinción. En
nuestras democracias occidentales, que cada vez lo son menos, va creciendo la
tendencia a imponer un camino determinado hacia el Bien, con rechazo de veredas
contrarias o alternativas. Y es así como
la diversidad, antesala del totalitarismo, va matando el sano pluralismo que
antes era nuestro santo y seña.
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