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18 mayo 2021

HORMIGUERO HUMANO.

 

Hormiguero humano,  el objetivo de todos los colectivismos, del signo que sean, pues los hay económicos, sociopolíticos o totales.  Es la lucha secular de los liberticidas contra el individuo y, por tanto, contra la libertad, y sus avatares son tantos como momentos históricos.  Fue la Religión, durante siglos, el aglutinante de los átomos individuales en ese todo  indiferenciado de lo colectivo.  Desde el siglo XIX, y sobre todo, en el XX, se añadieron, de manera muy efectiva, las grandes ideologías, primero, y esa suerte de movimientos en torno a un leitmotiv concreto pero omnipresente (verbigracia: la Raza, la Cultura o, últimamente, el Género).  Se trata siempre de que el ser individual,  esa gran creación humana, quede subsumido en piélago del conjunto.  En una palabra: colectivismo, que no atañe solo al comunismo, a los planes quinquenales o las fantasías del anarquismo, sino también al fascismo, al nazismo, así como a los movimientos corporativos en general (entre ellos, el nacionalismo).  En la actualidad, el colectivismo arremete a través del mensaje ecológico, en forma de conservación del Medio Ambiente, de madre Gea y demás.  No es más que un enésimo avatar, mutatis mutando,  de la opresión contra el individuo y sus libertades.

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