“Podría
pensarse que es legal lo considerado como bueno o justo, e ilegal lo
considerado malo o injusto. No obstante, en un sistema de leyes racionalmente
concebido, eso bueno o malo no puede coincidir con lo considerado moral
(……) Cada individuo elige su código
ético, y nadie elige su código jurídico”
Antonio Escohotado.
Así lo concebían los romanos, partiendo de
una idea jurídica enfocada a preservar a la colectividad de los individuos
asociales o desviados del sistema, más que a la creación de ciudadanos
perfectos. Esto último, cuando se
pretende, acopia infortunios para las libertades
individuales, pues supone alistarse en el universo de los delitos sin víctima concreta,
infracciones genéricas instituidas desde la pura ideología y que, al final,
terminan siempre por alumbrar la culpa de disidencia. Huyamos, pues, de quienes procuran hacernos mejores mediante
la legislación; sólo quieren oprimirnos y cercenar nuestra circunstancia de
hombres y mujeres libres. Lo dejo
aquí. Que cada cual piense y ate cabos.
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