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26 octubre 2020

LIBERTAD Y RESPONSABILIDAD.

 

“La libertad supone responsabilidad. Por eso la mayor parte de los hombres la temen tanto”

 George Bernard Shaw.

Es breve el dictamen del dramaturgo británico, pero contiene mucha veracidad.  Parece elemental, pero no tanto.  Tal vez esa sea la clave de todos los “vivan las caenas” habidos y por haber.  Que los hubo antes de Fernando VII, los hubo después y, eso es lo peor, los sigue habiendo.  Para comprobarlo basta con aplicar el viejo mutatis mutandis: igual ya no gritamos lo de las cadenas, pero asumimos y ejecutamos otros procedimientos, más adecuados al orbe actual.  Al final, muchos parecen no apetecer la libertad, o temerla, en aras de la seguridad, entendida esta como se entienda en cada caso (seguridad policial o seguridad económica, según la raigambre y la ideología de cada cual), pero anhelando la cárcel de oro como las ranas que pedían un rey.  Puede ser una explicación de la facilidad con que se extiende, en la actualidad, esa mancha sospechosa que anuncia el totalitarismo, sin que parezcamos darnos cuenta.  O sí nos damos. Igual no queremos libertad porque tampoco ansiamos la responsabilidad. El viejo Shaw daba, pues, en el clavo.

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