Es nochebuena, noche de paz, pero, en un día como hoy, aprovecho para una reflexión en este contexto alarmante del desmantelamiento de las libertades. Los inquisidores prexisten a la propia Inquisición, igual
que, en la Santísima Trinidad, el hijo estaba desde siempre con el padre, por
esos misterios de la Teología. Una parte de la humanidad se inclina por la vena
inquisidora, y por eso, tanto antes como después de la Inquisición realmente
existente, que diría Gustavo Bueno, existieron, existen, y existirán, los inquisidores que ,a través
de avatares cambiantes, renacen una y
otra vez, cual Ave Fénix, a lo ancho y
largo del orbe. Es igual de lo que se trate, pues siempre encuentran un motivo
para crear una ortodoxia y trazar una línea, cuya función, más que topológica,
es perseguir a los que estén al otro lado. Si alguien piensa que la religión es
solo la iglesia o las iglesias que hemos conocido, va desencaminado; la
religión que, en teoría, viene de religar, consiste realmente en otra cosa mucho más mundana, y ya no sé si concurre una clara separación
entre lo propiamente religioso y lo laico,
pues las religiones nacen,y renacen,
una y otra vez, poniendo a Dios por excusa, o a la madre Tierra, o a la ecología, o al
futuro, o a la clase social, o al género,
o a cualquier otro leimotiv para crear ortodoxia y oprimir la libertad
individual. En eso estamos.
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