El Derecho puede constituirse como simple
código emanado de la moral o de la autoridad, o puede entenderse desde una
perspectiva liberal, en la línea heredada de Roma. Esto último forma parte de la esencia del
denominado “Estado de Derecho”, y fue el resultado de la superación de los
estados clericales relacionados con el Absolutismo. Sin embargo, parece que, en el presente, el
concepto del Derecho como código emanado de la moral parece formar parte del
ideario de la Izquierda y de la progresía en general. Renace un cierto
iusnaturalismo; los derechos de tercera generación, verbigracia, se alejan del individuo concreto como sujeto
de derecho y son expresión de una moral devenida autoridad más que de garantías
individuales Sólo la Ley, emanada de la
representación ciudadana, y ligada a una justicia independiente, garantiza la
vida democrática. Ello parece estar en retroceso: bajo el paraguas del bien
común, tan impreciso, se ampara la
desigualdad ante la ley, que parecía algo del pasado.
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